About the work
https://valentina-lujan.es/G/seguirleyendoparareg.pdf
(seguir leyendo) que les había pedido que lo bordaran para la niña como regalo de su primer cumpleaños; petición que, si bien las religiosas se habían apresurado muy ilusionadas a satisfacer, no parecía estar encontrando mucho apoyo por parte de una suerte adversa que se mostró empecinada en que no quedara ninguna vacante no ya y sólo durante la vida de la madre ─ que murió a los cuarenta años tras haber quedado viuda diecinueve atrás y con la pena de no habérselo visto estrenar ─ sino de gran parte de la de la propia Regina, que ya tenía nietos cuando recibió una carta certificada, urgente y con acuse de recibo, en la que se le comunicaba que había llegado al fin la oportunidad de la que ya desesperase y que caso de estar dispuesta a aprovecharla debía presentase en tal sitio el tantos de tantos de nanoninonitantos a las tantas de cuentas pero — la advertencia venía en negrita y subrayada — a menos cuarto sin falta a la mayor brevedad posible y portando, eso era importante, un distintivo un poquito original porque, rezaba textualmente la carta “algunos se parecen tanto a otros que a veces se organizan unas broncas tan tremendas por causa de confusiones que tenemos que llamar a las fuerzas del orden para que vengan a poner paz”.
Y así Regina (doña), que maldita las ganas que tenía de a su edad ya avanzada estrenarse aquella tarde — precisamente — de malvada princesa Turandot ni de mandar cortar cabezas a troche y a moche, telefoneó al teatro alegando padecer un fortísimo ataque de ciática que la tenía postrada y, acto seguido, buscó la insignia, la desempolvó, la metió muy dobladita en una bolsa de plástico y le pidió al yerno de su nieta la hermana de Carlitos que, por favor, la llevase sin pérdida de tiempo en la motoscoot de repartir las pizzas a arrancar a Ovidio de las garras del mago negro en que lo había dejado don Gabriel al expirar y llevarlo donde el mago blanco para, desde allí, seguir ya ella sin prisa y por sus propios medios su camino.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.