About the work
http://valentina-lujan.es/A/Que%20no%20es%20ni%20del.pdf
Mapa del sitio que no es ni del que yo le estoy hablando ni el que le quiero yo mostrar, pero se lo enseño porque aparte de recordar en cierto modo a los mapas de carreteras me recordó, en cuanto lo vi, a aquella otra cosa que con el nombre de Esquema no sé qué más (que no lo recuerdo y ahora no tengo tiempo de ponerme a buscarlo) encontré entre las páginas 120 y 121 del libro aquel que trajo mi marido de su trabajo y que yo recuperé de la oficina de objetos perdidos porque, como lo había visto, pude explicar con todo detalle es así y asá y de esta manera y esta otra y él ni se enteró porque yo lo tuve escondido en el trasterillo del sótano envuelto en plástico porque, si no, y con la humedad que tiene ese trasterillo.
Pero nunca hice intención de leerlo, la verdad, aunque lo que sí tuve un día fue la curiosidad de pesarlo — porque ya dije que era tamaño folio, folio, no DIN A4 — y, aprovechando que él estaba en el parque, me lo subí y lo pesé en la basculita. Porque yo tengo una basculita de cocina para pesar lo que se come mi sueg mamá política pero no porque yo sea ninguna tacaña (aunque algo sí que lo soy) sino básicamente porque ella tiene que tomarlo todo pesado y medido como está tan delicada, y entonces me enteré de que pesa exactamente (el libro, no mi suegra, que para una persona adulta sería poquísimo) dos quilos y 200 grs. y pico (porque no es muy precisa, aunque mi suegra sí que se pone a veces no poco impertinente) y, como entenderá cualquiera, no puedes ir en el autobús o en el metro de pie leyendo algo tan pesado.
Y por eso no hice intención de leerlo pero, cuando el día que lo pesé antes de guardarlo en la caja vacía de la televisión pequeña — porque ya no lo volví a bajar al trasterillo porque había pasado tiempo bastante y hacía además un día muy calmo como para que mi marido (esposo, cuando me acuerdo) ya no se acordase ni pensara en él por ningún tipo de asociación de ideas con aquel día tan ventoso de las hojas — le eché una ojeada por encima y de atrás hacia delante (que es como de toda la vida se han ojeado los libros) encontré un trocillo de papel con esta figura tan bonita — que, ya lo veo yo sola, no se parece en nada y además estaba bastante más atrás como por la cuatrocientos treinta y algo —, sentí curiosidad por seguir ojeando (de “ojo”, no confundir con “hojas” que es lo que le pasa a mi marid esposo por a lo mejor deformación profesional) y, entonces, es cuando sí encontré el esquema de verdad que es el que digo que se parece tanto a un mapa de carreteras ¿O no es verdad que se parece un montón?
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.