About the work
https://valentina-lujan.es/alicia/jam.pdf
Y no por lo que en un primer momento quiso mi amigo entender como virtud que — al imaginar él que no lo haría por no dejar constancia de un mal pensamiento que pudiera atentar sin motivos probados contra la honorabilidad de Sonia pero que se manifestó como un error de interpretación por su parte cuando apenas trascurridos unos instantes se dio cuenta de que los motivos para no escribirlo deberían ser muy otros que, por su trascendencia y la forma en que habrían de incidir en las vidas de todos nosotros, mereciesen constituirse en separata y argumento de lo que si las musas se mostraban propicias habría de pasar a la historia como el capítulo primero de este muy ambicioso proyecto o magna historia — me adornaba sino porque, al no querer mi amigo entender ni imaginar ni en un primer momento ni en ninguno de los posteriores algo así o que remotamente se le pareciese, me quedé bloqueado, sin recursos, y hube de considerar que, si en verdad deseaba encontrar una salida airosa para mi situación, no me quedaría más remedio que buscar amparo en cualquier otra imaginación aunque fuera, y que muy posiblemente lo sería, muy diferente de la de mi amigo.
Me quedé en este punto pensando un rato porque…
− Vamos a ver — me dije —; vayamos por partes.
− Vayamos — me avine. Sin muchas ganas de dialogar conmigo mismo ni de ir a o por ninguna parte.
Y fuimos, sí, recuerdo; y que anduvimos por caminos que no voy a describir porque qué puede decirse de caminos que, quieras que no y por muy buena voluntad que a la cosa le eches, no van a ser no ya novedosos o sorprendentes sino tan siquiera un poco, aunque solo sea un poco, diferentes de los ya recorridos por quienes en algún momento de sus vidas hayan intentado moverse por caminos novedosos y sorprendentes para llegar a — pero tampoco estos voy a describirlos por razones no muy diferentes de las anteriormente expuestas — parajes maravillosos en los que el alma parece ensancharse o a mazmorras lóbregas y malolientes en la que el ánimo parece ensombrecerse.
− Pero, ¿es eso verdad?
− El qué — me respondí.
Y, para mi propia sorpresa me contesté que no; que no es verdad del todo o, por darme dos opciones y tener donde llegado el caso poder elegir, que no siempre lo es.
− ¿Por qué?
Pero a eso me negué en redondo a contestar por no caer en la obviedad, tan manida, de explicarme que no siempre los parajes maravillosos son del todo determinantes para que el alma se ensanche ni las mazmorras malolientes y lóbregas garantes inequívocas de que el ánimo vaya a ensombrecerse.
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.