About the work
https://valentina-lujan.es/B/otravezasi.pdf
Otra vez así y otra vez a los nervios y otra vez la garganta seca y otra vez a no querer levantar el cubilete de póker ni querer abrir los ojos con el corazón a mil palpitando por favor, por favor el cielo no que estoy muy cansada¸ yo hago todo lo que sea necesario, Señor Dios del Universo, todo lo que sea necesario con tal de no retirar los aparadores de la cocina tan cansada como estoy, por favor, por favor señor lo que tú quieras pero el cielo, por lo que más tú más quieras te lo pido, el cielo no.
Y por fin levanté el cubilete y los abrí, o abrí los ojos y levanté el cubilete, que qué más puede dar un orden de factores que no van a arrojar un producto diferente a lo que resultó cuando vi el dado ahí, enfrente de mí, mostrando sin piedad ninguna un implacable seis que no me lo podía creer pero parecía que se empecinaba en mantenerme asida, amarrada al duro banco del 60 porque después de tanto batallar y de sufrir tantísimo quedaba, como si ni hubiese ido ni venido, otra vez exactamente así:
Ver arriba.
Pero esta vez se me terminó la paciencia y me dije yo para mí pues esto no se va a quedar así y yo salgo del 60 y yo no voy al cielo porque no me da la gana que está una muy derrengada y muy machacada para cielos ni para andar arrastrando aparadores pero te juro yo, me dije, que yo no me quedo para el resto de mi vida aquí que empiezo a sentirme como el titán Atlas todo el rato volviendo al mismo sitio para seguir tirando de lo mismo y vuelta otra vez pero yo no; yo no sigo tirando de bola alguna de mundo ninguno yo me las arreglaré sea como sea para salir de aquí y sin ni pararme a respirar ni cerrar los ojos ni quedarme paralizada sin levantar el cubilete de póker lo tiré ya sin pedir nada ni a Dios ni a nadie y que sea lo que Dios quiera, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo y me salió porque para qué andar manteniendo la intriga esta vez un…
Sonó el teléfono y, esta vez, sin que me diera ni tiempo a decir que no gracias y que no me iba a cambiar de compañía me hicieron una encuesta a ver qué productos de belleza gastaba y dije que ninguno y que para productos de belleza estoy yo que ni tiempo que tengo casi nunca ni de lavarme la cara (no le quise decir a aquella señorita que a veces que ni el culo por si le parecía una ordinariez) y ya por fin levanté el cubilete y ahí estaba otra vez, como una fatalidad que me quisiera a mí amargar la vida otra vez un condenado tres…
Pensé, porque yo a veces discurriendo soy muy calculadora y hasta bastante fría, que esta vez me lo podía quedar a lo mejor porque por qué no si ahora ya no había prometido ni lo de los cristales ni lo de los muebles de cocina ni nada, pero, no sé por qué, me pareció deshonesto y que era de alguna manera estar haciendo trampa y me dije que no; me dije si cuando te tocó cielo en condiciones y de pleno derecho ahora, de rebote, no me parece a mí que te lo estés mereciendo en justicia así que olvídalo como si nada y tira otra vez.
Y tiré.
Y esta vez, sin esperarlo ni quererlo ni desearlo que es como las cosas salen bien me salió un 5.
Un cinco que por lo menos estaba rompiendo el maleficio y me dejaba así, es decir aquí:
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.