About the work
http://valentina-lujan.es/B/Y%20que%20no%20son.pdf
Y que no son, que se las puse ahí fotografiadas para que usted mismo las viera con sus propios ojos, la cuatrocientos treinta y seis y la siguiente donde encontré el recorte aquel pequeñito con un juego de la oca al que en un principio no presté mayor atención.
Pero ahora no puedo contarle toda aquella peripecia tan alucinante porque tengo que llevar a arreglar el molinillo de café porque, aunque me podía comprar uno nuevo en la tienda de electrodomésticos que hay en la esquina, la tienda de la esquina está… pues, eso, que en la esquina mismito. Y yo necesito, para oxigenarme y escapar un poco de este ambiente tan opresivo en el que vivo por culpa de mi mala cabeza — que quién me mandaría a mí casarme con este buen hombre tan trabajador y tan responsable pero tan pobrecillo — ir un poco más lejos, en el autobús, y ver otras calles y otras gentes y escuchar otras conversaciones que no sean las monsergas de siempre de los niños (¡siempre serán niños aunque anden por la treintena, que así somos las madres) y de mi marid esposo y de mi sueg mamá política.
Pero tengo que irme ahora, que tengo que volver a tiempo de vaciar la lavadora, que si se queda ahí mucho rato sale arrugadísimo todo
Continuaré
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.