About the work
https://valentina-lujan.es/D/Hasta%20mucho%20tiempo.pdf
No me interesé por indagar adónde conducía la manecita
hasta mucho tiempo después y no porque propiamente me
interesase sino porque, como leí en alguna ocasión en algún
archivo de los muchos por los que deambulé al azar en distintos
momentos al que no soy capaz de recordar cómo ni cuando llegué,
el aburrimiento acierta a llevar a cualquier parte a quien tira como
puede de él.
Debió de ser alguna tarde en la hora de la siesta, ese rato de
atontamiento en que no se decide uno a tirarse en el sofá para
terminar quedándose dormido mirando la televisión porque le
parece una pérdida de tiempo y, de todas formas, termina
perdiéndolo; o algún sábado o domingo en que te colocas frente al
ordenador sin una idea muy precisa de qué es lo que quieres hacer
ni si escribir o leer o hacer un solitario o abrir el correo o consultar
el horóscopo o el tiempo que hará en los próximos días, en
Helsinki, a lo mejor, cuando uno sabe perfectamente que no va a ir
a Helsinki en los próximos días y hasta es muy posible que jamás,
pero se consulta el tiempo y se ojean las noticias y las guerras y la
bolsa y te acabas enterando, a veces sin querer, de tal o cual cosa
disparatada o rarísima que a veces ni te la crees y, otras veces,
hubieras deseado no saber nunca pero, esta vez no, no sin querer
sino perfectamente consciente de no querer saber.
Así que, sí, debió de ser en una de esas ocasiones en las que se
mueve uno sin rumbo, y sin prestar mucha atención pulsé; pulsé
en el recuadrito color rosa con el mensaje de bienvenida y, debe de
ser, seguí pulsando en cada uno de los lugares a los que me iban
enviando las sucesivas manecitas; seguí pulsando y pulsando en
un sitio y en otro y sin detenerme en ninguna parte más que para
leer alguna que otra palabra suelta hasta que, como me había
ocurrido tantas veces con tantas manecitas, llegué a una
ilustración1 sin texto ninguno excepto, si se le puede llamar
1 Que por alguna razón que no me paré a analizar entre bostezos tuve el
capricho de conservar
No me interesé por indagar adónde conducía la manecita
texto, el número 33 abajo, dentro de un círculo dorado en la
que ya no aparecía la manecita enviándome a otra parte. Pensé
final de serie y me quedé allí un rato, bostezando y mirando
aquella figura que parecía estar dando martillazos a algo que
sostenía sobre una columna y, a sus pies, en el ángulo inferior
derecho de la imagen (que podría ser supuse del tamaño de un
naipe) los tres globos que ya había visto otras veces siempre sobre
folios, o páginas, o, bueno, diré para adecuarme al medio
archivos, archivos escritos en negro sobre fondo gris en los que
un ama de casa algo neurótica (o al menos esa era la vaga
impresión que yo había sacado) contaba las pequeñas peripecias
sin interés ninguno de su vida cotidiana.
Y con la intención de averiguar qué sentido podría tener para ella
aquel archivo al que aun no habiéndome fijado en los pasos que di
tenía sí la impresión de haber dado muchos antes de llegar, tuve,
cuando ya estaba a punto de cerrarlo, la idea de ir retrocediendo,
arriba, en la barra de direcciones, pulsando en la flecha a la
izquierda una, y otra vez, e ir tomando nota de los títulos de los
archivos por los que había ido pasando.
Quedó así:
Página de Inicio 2
701 A
O no tan voluntaria
64601 B
64601 C
646013
2 En esta página de inicio se recomienda no pinchar, aunque técnicamente poderse se
puede, porque quien lo hiciese estaría corriendo serio riesgo de no seguir la misma ruta que
seguí yo aquí y de, por lo tanto, perderse. Para evitar eso precisamente es por lo que va en
rojo, con el fin de que llame la atención y se recuerde que, como vengo de advertir, puede
inducir a confusión.
3 Aquí me encontré con el primer desvío —de los desvíos que yo encontré, quiere decirse,
no de todos los desvíos existentes y que es por lo que le digo en nota anterior que si quiere
No me interesé por indagar adónde conducía la manecita
Telasdearaprologo 4
Dlpadova
Debía de ser
Gracias a que
No podía imaginar
Y por lo que digo
Casilla 33 (Que no merece la pena pulsar5).
saber cómo llegué yo a donde yo llegué, y que es por lo que me estoy tomando el trabajo de
explicárselo, no pinche en el primero de los enlaces (de los que llevan el punto negro a la
izquierda, no en cualquier otro que no lleve punto porque ahí ya la cosa cambiaría) si no
quiere que le pase lo que me pasó a mí — que de momento no tomé.
4 Croquis aquí
5 Porque ya he advertido más arriba que no conduce a ninguna parte, y por
eso la marco también en rojo.
Comments
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.