About the work
https://valentina-lujan.es/I/intervalo.pdf
El puerto de embarque del sol naciente fue vaticinado por el hijo pequeño de la noche estrellada — tachonada de la reverberación del bailoteo, del taconear bullicioso de constelaciones que le martilleaba en las sienes plateadas — un amanecer de primavera en que se hallaba ella, como era su costumbre, apartando los rincones todavía en penumbra que habían ido dejando caer indolentes, despaciosas, aquí y allá por entre enanas y rastros de cometas, las horas que la madrugada se obstinaba en reclamar como suyas, de su propiedad y de su sangre, por las que desde la posición de madre amantísima que se arrogaba aseguraba a quien quisiera oírla que estaba dispuesta a dejarse matar, cortar los rayos más rutilantes de cualquiera de los luceros de los distintos albas de sus más variopintos y menos imaginables mundos o, si le dieran a elegir, a contemplar impasible cómo Andrómeda y El Cisne brindaban un poco achispados con el último whisky con soda antes de batirse en retirada.
Siempre le había parecido bastante estúpida aquella criatura pálida que se agarraba de sus faldas, asustado el muy tonto de adentrarse en el nuevo día.
¡Si ella pudiera!
Se enderezó con una cierta dificultad y una verdadera sinfonía de crujidos de sus pobres y tan cansados huesos; y caminó despacio hasta el borde de su universo con las manos, tan nudosas, cargadas de pesadillas que miró cómo revoloteaban antes de perderse en el vacío de aquel otro lado de la nada.
18 de noviembre de 2010
Comments
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.