About the work
https://valentina-lujan.es/R/recreacion.pdf
Si descubrir que se había perdido todo un día en tratar de encontrar una pregunta bien hecha no redimió a los buscadores de la culpa de no haberlo preservado de tal daño ni de sentir, en los fondos de sus almas, el profundo vació que había dejado la ausencia de aquellas veinticuatro horas que, en justicia, no merecían ser más añoradas que cualesquiera otras de otros tantos días desperdiciados en buscar las respuestas que fuesen a esclarecer sus respectivas noches; no redimió, tampoco, a los artífices de tan fatal descubrimiento de la pena de vida que cayó, con todo el peso de una humanidad tan grande y tan sumida en la abundancia, no sólo sobre ellos sino bajo la mirada implacable de los hacedores de nuevos tiempos que, defraudados, desesperanzados de sí mismos y de sus habilidades para abordar hechuras diferentes se negaban, sin embargo y para estupor de los que aguardaban impacientes y conteniendo la respiración presas del pánico, a seguir confeccionando, en su desánimo, ni siquiera una pequeña remesa de los tan consabidos e insignificantes segundos de siempre.
18 de julio de 2017
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.