About the work
https://valentina-lujan.es/Y/ytodoporculpadel.pdf
Un plátano libera un positrón cada 75 minutos, y anoche cené dos plátanos.
¿Liberaré entonces yo dos positrones?
¿En 75 minutos o en 150?
¿La antimateria que genere será antiplátanos o será antiAlicias?
Y es que desde que se interesa una por la ciencia vive en un constante sinvivir que me está quitando la vida que, digo yo, si deja de ser mi vida se transformará en mi antivida…
Pero, sigo pensando, si es la antivida de antiAlicia ―quiero decir vida de Alicia pero con signo negativo―, cuando la vida y antivida de Alicia y antiAlicia se encuentren se destruirán mutuamente y… ¿Qué será de nosotras entonces?
Yo no lo sé, pero eso debe de ser porque soy Alicia. Lo que me hace pensar que es muy posible que antiAlicia sí lo sepa.
Y me gustaría preguntárselo, la verdad, sonsacarle todo lo que ella sabe y que tiene que ser (por pura lógica) todo lo que yo ignoro; pero otra verdad es que me da miedo…
Aunque quizás a ella no, porque si mi miedo es su antimiedo…
Anda que, si lo llego a saber con tiempo me hago un huevo frito y me evito tantos quebraderos de cabeza.
Lo que es seguro es que ―siguiendo con mi razonamiento― si yo cené fermiones ella tuvo por fuerza que cenar bosones.
¿Bosones o un sencillo huevo frito con el espín del revés?
Lo mejor va a ser que yo, Alicia, deje de pensar en este asunto que me está volviendo tan loca como cuerda debe de estarse volviendo esa tal antiAlicia a mis expensas.
Y no me da la gana. Seré rencorosa y vengativa pero no me da la gana hacerle ese favor.
No me da la gana hacérselo porque ella ― generosa y altruista, que no puede ser de otra manera ― contrarrestaría con su saber todas las tontunas que yo suelto.
Y yo no quiero tener absolutamente nada que agradecer a una antiAlicia que, en cuantito tuviese ocasión y bajo pretexto de devolverme el favor, destruiría todo lo que hay de mí en la Alicia en que me reconozco.
25 de mayo de 2018
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.