About the work
https://valentina-lujan.es/N/nohabiafum.pdf
No había fumado jamás, pero lo recordaré siempre con olor a tabaco, y a metro, y a tinta y a papel.
Parece raro oler a metro, ahora que el metro no tiene ningún olor especial. Pero por entonces era diferente y el olor se agarraba a las ropas de quienes lo transitaban a diario con la misma ropa.
Yo sí fumo, y fumando me quedo mirando su foto, de cuando era joven, con su aspecto aristocrático, con aquella elegancia que hacía a la gente, hombres y mujeres, allá por donde pasara o estuviese como aquella vez en el colegio, una fiesta de fin de curso en el jardín, las niñas, mis compañeras, dándose codazos y pasándose de boca a oreja ¡mira qué señor! y yo explicando es mi padre.
Alguna vez lo comenté, de dónde habría sacado ese algo tan especial que lo hacía diferente del resto de las personas de nuestro mundo y de nuestro ambiente; respondiste sería hijo de un buhonero que pasaba por allí, y nos reímos, nos reímos fumando y tomando café…
Pero, no. Mi abuela era, lo sé por quienes la conocieron, sobriedad y mesura en estado puro, no me la imagino yo en ese tipo de lances; además, también por quienes la conocieron lo sé, tenía, a pesar de ser una mujer de pueblo, sencilla y sin apenas instrucción, ese algo tan especial que de dónde habría sacado que la hacía diferente del resto de las personas de su mundo y de su ambiente.
Y, dicen, se dice, que yo también.
Y me río, me rio yo sola fumando un cigarrillo sin café.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.