About the work
https://valentina-lujan.es/T/todoserhum.pdf
Todo ser humano, hasta en sus elecciones más disparatadas, y aún reprobables a la vista de algunos o muchos otros, lo que busca incansablemente es ser feliz. Sin embargo, incluso habiendo elegido de manera encomiable o decidido lo correcto, la felicidad no se alcanza o, para colmo, la decisión tomada con absoluta honestidad y en la creencia de que era buena parece volverse en contra.
Entonces se lamenta de “¡Me equivoqué!”.
Y me pregunto si esa percepción de desencuentro entre objetivo y resultado está condicionada por el carácter, o por el temperamento o por la personalidad.
Me pregunto también si “me equivoqué” o “he acertado” no son error o acierto en términos absolutos sino que, en un no sé qué interferirse de los tres, ante unos mismos hechos y unos mismos resultados la apreciación la condiciona el que en cada momento esté llevando la voz cantante.
Y cuál de los tres es el más sabio. Y cuál el más díscolo.
25 de julio de 2017
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.