About the work
https://valentina-lujan.es/prosa/porfavor.pdf
¿Quién es el pensador?
¿Quién el pensado?
¿Quién es el soñador?
¿Quién el soñado?
¿Quién el creador?
¿Quién el creado?
¿Quién el que crea qué mundo habitado por criaturas creadas por él?
¿Quién el que no lo crea?
¿Quién el creado por cualquiera de las criaturas que él creó?
¿Quién de entre todas las criaturas no es creado?
¿Quién de entre todas las criaturas no es creador?
¿Quién de entre todas las criaturas accedió a ser no más que una invención?
¿Quién de entre todas las criaturas no inventó?
¿Quién no fue jamás de los jamases un invento?
¿Quién de entre todas las criaturas no soñó?
¿Quién no fue soñado alguna vez?
¿Quién el que crea qué mundo de ese otro en el que habitan criaturas creadas en el mundo de otro que lo creó a él?
¿Quién el que sueña qué mundo de ese otro en que criaturas sueñan criaturas que crear?
¿Quién es el pensador?
¿Quién el pensado?
¿Quién el que sueña despertar mientras sus criaturas duermen?
¿Quién el que duerme en el despertar de sus criaturas?
¿Quién el que vela mientras sus criaturas duermen?
¿Quién el que duerme mientras sus criaturas velan?
¿Quién el que sueña velar mientras sus criaturas duermen?
¿Quién el que sueña dormir mientras sus criaturas velan?
¿Quién el soñador?
¿Quién el soñado?
¿Quién esquivará la creatividad de no importa qué creador?
¿Quién renunciara a crear creadores?
¿Quién podrá eludir el ser creado?
¿Quién podrá evadirse de crear?
¿Quién creerá estar creando cuando crea nada más evasión?
¿Quién creó, alguna vez, alguna realidad en que la realidad fuese ficción?
¿Quién creará, alguna vez, alguna realidad en que la ficción sea realidad?
¿Quién alguna realidad en la que la ficción no lo sea?
¿Realidad o ficción?
Ficción, realmente.
Realidad, plana, lisa y llanamente.
Suéñame, en tal caso, por favor. Te rogué.
Créame. Me respondiste.
Y me creaste.
Y te soñé.
22 de enero de 2024
Insomnios
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.