About the work
https://valentina-lujan.es/Dbre10/lavidenocto.pdf
Un domingo en la piscina, por favor una aspirina, tú no eres de esta pandilla, quién me ha quitado mi silla, dónde está la ensaladilla, a la hora convenida, no te veo muy convencida, hace día de gabardina, bocadillo de sardinas, por qué tocas la bocina, una risa cristalina, un compromiso que obliga, adornos de pacotilla, la prima de tu vecina, una cita vespertina, un encuentro en la oficina, un vasallo que se inclina, un orador que musita, marcharse sin dar propina, mal humor que contamina, anillas de una cortina, el olvido de una amiga, desamor que mortifica, causas que se justifican, error que se rectifica, el arriendo de una finca, algo que se cuantifica, amor que se ratifica, estudiar la reconquista, oscuridad paulatina, una audiencia palatina, el rapto de Proserpina, darse un baño en una tina, jovencita presumida, enemigos que conspiran, una voz inquisitiva, una mujer impulsiva, una imagen repulsiva, no presentarse a una cita, huevos con patatas fritas, no me grites que me irritas, tómate las vitaminas, que me duelen las costillas, voy a leerte la cartilla, vas a morirte de risa, si es verdad no me lo digas, no quiero meterte prisa, pon la foto en la repisa, no me mires con inquina, recórtele las patillas, un potaje con morcilla, comerciar con estricnina, una cuestión pueblerina, un chaleco y tres camisas, un viandante que camina, un bebé que va y se orina, lleva la barca a la orilla, una ofensa que mancilla, los flecos de una mantilla, dale vuelta a la manilla, me azoro cuando me miras, o te quedas o te piras, no entiendo por qué suspiras, si te has muerto no respiras, no enzarzaros en rencillas, si te das prisa la pillas, deja abiertas las comillas, una goma que se estira, algo que ya no se estila, mira aquella estalactita, una sopa calentita, un reguero de inmundicia, espérame en la cantina, esa idea es muy peregrina, un sonido que da grima, a la vuelta de la esquina, el pescado tiene espinas, no te arranques la postilla, está hasta la coronilla, no te pongas de rodillas, colores que no combinan, estrellas que ya no brillan, no te pongas brillantina, hay gente muy escurridiza, si se enfada despotrica, no es de roble esa barrica, el juego de las canicas, un escritor que publica, un plazo que no se amplía, un pecador que fornica, una mesa de formica, no pisotees las hormigas, hay miradas que fulminan, establecer la premisa, qué muselina tan fina, en cama con mañanita, jugar con la plastilina, una obra que se culmina, un sueño que se realiza, no se cuelen en la fila, qué filigrana tan fina, escultura primitiva, una buena perspectiva, conjugar en voz pasiva, actitudes permisivas, haz algo que me redima, garbanzos en redecilla, un enfermo en la camilla, has tomado carrerilla, ya no llevo mascarilla, hay actitudes que irritan, la persona en quien confías, ten cuidado si patinas, se ha fundido la bombilla, cigarrillos con boquilla, mejor té que manzanilla, pues yo prefiero una tila, yo lo tengo en mucha estima, se hizo de una cofradía, ni en tu casa ni en la mía, garabateando con tiza, en lo alto de la colina, hay que encender esa hornilla.
La vida en octosílabos
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.