About the work
https://valentina-lujan.es/A/aldespertar.pdf
Tengo por costumbre, no sé si ancestral pero sí muy arraigada, el tan pronto abro el ojo por la mañana tener meridianamente claro que no quiero ver el mundo. Ni el mundo ni las cosas ni las personas ni los árboles por la ventana ni la calle ni los coches ni los pajaritos en las ramas… Nada, absolutamente nada. No quiero estar en el mundo y ya está.
Bueno pues, esta mañana, sin ganas ya digo y sin querer ver ni mi casa ni mi cocina ni a mí misma cuando paso sin querer por delante del espejo del pasillo ni el exprimidor de naranjas ni las naranjas en sí, me encuentro con que, según las exprimo, estoy cantando.
Entonces voy y me digo ―según exprimo, ya digo ―oye, pues no estaré tan mal, porque si canto…
Pero de repente caigo en la cuenta de que lo que estoy cantando, sin querer ni habérmelo propuesto, es ay pena penita pena, pena de mi corazón que me corre por las venas lo mismito que un ciclón.
Me he tomado el zumo sumida en un mar de dudas porque me pregunto, por un lado, si es que no estoy tan mal como me creo y que prueba de ello sería que, mira, canto, o si por el contrario (o el otro lado) sí que lo estaré porque, mira, me digo, si estuvieras bien no cantarías lo que estás cantando.
Así que aquí estoy, sin saber cómo estoy ni con cuál de los argumentos quedarme, en el mundo que no sé si quiero ver o no ver ni si quiero estar en él o no quiero.
Me gustaría saber si estas cosas le pasan a más gente o solamente a mí porque, a lo mejor, esté siendo yo rara.
26 de junio de 2018
Oquios
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.