About the work
https://valentina-lujan.es/alicia/sisoycapazde.pdf
Y, si no es capaz, puede contarle a su amigo la bronca que Sonia le echará por la tarde en el museo del Prado, frente a la fragua de Vulcano en concreto, por tener tan poquísimo seso y tan nulo sentido de la responsabilidad, tomando decisiones de tanta importancia y que afectarán de un modo tan esencial a, dirá, “las vidas de todos nosotros” e incluso, abundará, las de personas del todo inocentes que están lejos, tan tranquilas o tirando de sus propios problemas como pueden o como su creador les da a entender, “y no tienen la menor idea ― agregará ― ni de nuestras existencias ni de los líos que nos traemos”.
– Con lo sencillo que hubiera sido que usted ― le puede decir usted que le reprochará ella abanicándose con un periódico deportivo, doblado, que llevará bajo el brazo un hombrecillo de mono azul que tomaba un cortado en la barra ― se inventara otro tipo de historia; de otras gentes que no fuésemos ni yo, ni mi marido, ni sus padres ni mis hijos ni nadie de nuestros familiares ni de nuestros conocidos ni de nuestro entorno. Y ahora ― dirá usted que añadirá, mirando, en tono sereno doblando el periódico, cómo el hombrecillo sale por la puerta con su mono ― pretende salir del embrollo en que nos ha metido a todos desviando la atención del lector, confundiéndolo de una forma del todo deshonesta con no sé qué bronca que, entérese, y vaya si es que quiere salvar su obra cambiando de idea, no pienso echarle y, menos aún, aquí, delante de todo el mundo y sola, o, bueno, con usted pero
Y ya tendrá usted puesto el “pero” y el “pero” es prueba inequívoca de que a continuación va a venir una argumentación que dé un juego, cuando desde su espalda le llegará la voz de Lola y, como su amigo al oírlo nombrarla parecerá salir de la modorra o desinterés en que lo venía usted viendo sumido, y de nuevo interesado alzará la mano derecha y con el índice marcará en el aire uno de esos puntos indefinidos que indican aquiescencia o que la ocurrencia es estupenda, querrá usted volverse para darle a ella las gracias por su aparición tan oportuna pero ― un “pero” en el que con la euforia de ver a su amigo de nuevo ilusionado no habrá reparado al oírla ― no tendrá tiempo porque ella, una vez encarrilada, rematará su propio “pero” con… Pero va a quedar mejor presentado si lo trascribo exactamente como Lola lo dirá.
Es decir, así:
− Pero que es peor que sola “porque a ver cómo le explico yo a mi marido, después de haberle dicho que iba al colegio a hablar con el tutor del pequeño ― y usted escriba, dijo Lola que dijo Sonia, dándose media vuelta para pasar a ponerse con la estantería, no se me quede mirando con cara de tonto, que si se lo tengo que repetir no va a salirme igual ―, que he pasado la tarde con usted mirando cuadros”.
─ “Es que lo lógico ― le contestará usted, le dirá Lola, y que perdone que se lo diga… que hay que ver la de polvo que pasando la gamuza por los libros cogen los libros, no sé para qué tiene tantos sin tiempo de leerlos con tanto escribir; perdone que se lo diga, pero usted es muy cartesiano y no tiene apenas imaginación ― cuando se está en un museo es mirar cuadros”.
─ ¿Y qué hay de malo en eso? ― Le dirá a su amigo que le responderá, es decir, le preguntará usted.
─ Pues eso precisamente ― seguirá contándole a su amigo que le habrá contestado Lola ― que cómo no sabemos si ella miente bien o no, lo más conveniente va a ser que tire usted por el camino fácil y diga sencillamente la verdad.
─ Pero es que yo ― le dirá usted a su amigo que le dirá a ella, aunque sabiendo que al decirlo ella volverá a la carga con ¿lo ve?, ¿ve usted cómo tiene poquísima imaginación?, que usted omitiría repetirle a su amigo no sabrá si por no resultar reiterativo o porque él no sepa que ella se lo habrá vuelto a decir, pero lo decidiría usted en otro momento por no perder ahora el hilo ― no soy el tutor del niño, así que…
─ Ahí iba yo ― ella, Lola, que dirá que se cansa de dar tantas explicaciones y de ocuparse de que Sonia hable en cursiva, que va a acabar encima confundiéndose y sin saber ni ella misma quién dice qué ―; que y mire usted que lo siento porque además de desdecirme, que un poco de rabia ya me da, dicho sea entre paréntesis (que usted no los pondrá, entendiendo que como son parte del su propio texto de ella no hacen falta) pero bueno…
‒Y que ― dirá Lola, justo en el momento en que el reloj de la iglesia dé la una y ella colocará el último libro desempolvado en el estante y tirará de la lazada de su delantal ―, ha sido mi error y justo es que cargue con la culpa, lo voy a obligar ― que esto ya lo dirá, dirá usted...
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.