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Entrevista a Ira Torres, artista multidisciplinar

Nacida en Zaragoza (1991), estudió la carrera de Bellas Artes en Teruel, Madrid y Salamanca. En la actualidad, regenta su propio estudio en la capital aragonesa y es una de las artistas contemporáneas con mayor proyección. Su obra nace de unas referencias muy claras (anime, videojuegos, tatuajes, música urbana…). Y destaca por el contraste entre el fondo y la forma de su obra. Su lenguaje es digital, pero utiliza técnicas clásicas. Uno de sus proyectos más llamativos es Feat Project. En el que colabora con otros artistas en piezas conjuntas basadas en réplicas de la mítica consola Game Boy. Su obra, en definitiva, se perfila como uno los retratos más destacados de la pintura emergente actual de nuestro país. 

Mi trabajo 

Mi trabajo es un poco como esa habitación caótica en la que solo tú sabes dónde está perfectamente cada cosa. Ese caos que es la creatividad. En lo que se basa gran parte de mi trabajo es, por un lado, la observación. Es decir, las experiencias, viajar, estar con personas, visitar exposiciones, ver una película, escuchar un concierto… toda esa parte experiencial y de observación, que también incluye la investigación teórica, la lectura y tal. Y luego, el otro gran bloque sería la parte de investigación técnica, es decir, materiales pictóricos, escultóricos, cualquier cosa que sea necesaria como puente para bajar esa idea a tierra. 

Mi vocación 

Estudiar Bellas Artes fue una decisión difícil. Cuando era más pequeña decidí hacer el bachiller de Ciencias de la Salud y luego estudié Administración y Dirección de Empresas, pero bueno, todos hacemos locuras de juventud. Luego, reconduje mi vida y decidí ir a por lo que realmente era para mí algo más allá de una vocación, más allá de una pasión. Y, bueno, formarme en ello fue, para mí, un punto de inflexión increíble. Recuerdo perfectamente el primer momento en el que entré a un aula y, en vez de haber pupitres, había un caballete. Entré allí y tuve un sentimiento de pertenencia y de que estaba justo donde tenía que estar.  

Mi obra 

Definirla es limitarla. Creo que si hay algo que caracteriza lo que hago, es el cambio, el cambio constante. Soy una persona un poco neurótica, funciono por neurosis. De repente, durante seis meses me interesa una cosa muchísimo y todo lo demás no me interesa nada. Es súper radical, pero luego, de repente, viene otro interés, viene un material nuevo, viene una lectura nueva, viene una experiencia nueva. Al final somos canales de emociones, como lo somos todos. Por eso, mi obra está continuamente en cambio. No puedo definirla, es limitarla, no puedo definirla. 

Mis influencias 

Mi imaginario y mis referencias son súper variadas y muy cambiantes también. Algo que va un poco a acorde con lo que yo he aprendido en la escuela, toda mi filosofía de trabajo y de vida en general, que es lo mismo. Entonces, sí que es verdad que hay una influencia japonesa brutal, porque yo con 12 años, creo 11 o 12, pillé Evangelion, me atrapé y sigo atrapada ahí todavía. Pero luego es verdad que la cultura grecorromana me interesa muchísimo, toda la mitología, cómo ha sido la primera democracia… Son un montón de cosas muy interesantes para pensar y al final es mi herencia natural también, aparte de esta herencia japonesa que, por supuesto, tengo. 

Mi misión 

Me interesa más cómo saber qué se percibe de lo que yo hago. Porque, como se suele decir, el sentido de la obra lo completa la mirada del espectador, y aunque suene irónico que no lo es para nada, a mí me encanta que me expliquen mi cuadro, es que me fascina. Tengo muy claro lo que estoy haciendo y por qué lo estoy haciendo y cuál es la relación entre los elementos que uso, por qué los uso y tal, pero hay un millón de miradas sobre eso, y yo creo que eso es lo guay, que no sea yo la que tenga que transmitir, sino que, cada obra que necesita ser explicada, es que igual no es tan obra como parece. 

Feat Project 

Feat Project es una de las cosas más locas que he hecho en el trabajo y en la vida, probablemente. Todo empezó en un inocente año de 2020, cuando tuve que hacer una exposición con una compañera, Lidia Garvín, una artista madrileña, en Obertura Carabanchel, en Madrid. Ella hacía unas superficies marmoladas con plastilinas superchulas y yo acababa de hacer esta escultura que tenemos aquí detrás, Unknown Destroyer, que lleva una Game Boy rota en la mano. Esa Game Boy la hice a partir de la Game Boy con la que jugaba de pequeña, que le saqué un molde para luego positivarla en resina y tal. Entonces, metimos su obra dentro de la pantalla de la Game Boy, se vino aquí al estudio, estuvimos probando cosas, y de ahí nacieron las primeras Game Boys del proyecto.  

¿Qué pasa? Que al hacer esto, otros compañeros, otros amigos, otros artistas me propusieron de hacer una hacemos una. A otros se lo propuse. Surgió de una manera súper orgánica y así empezaron las primeras Game Boys. ¿Qué pasa? Que cuando llegamos a 2024, había colaborado con más de 85 artistas, había ya 110 Game Boys y había tomado esto la envergadura de lo que es Feat Project. Un proyecto que es una locura. Este proyecto realmente simboliza la democratización del arte, real y fiel.

Tanto desde el punto de la creación, ya que siempre es horizontal, es decir, se parte de la propuesta del colaborador, y yo en torno a esa propuesta, realizo la Game Boy del material del color que sea tal, siempre adaptada, y eso no es un proceso de cadena de montaje, es una conversación, un diálogo, un patio de recreo para salir a jugar. Y luego, por otra parte, también, a nivel adquisición, todas las Game Boys tienen un precio único. En resumen, Feat Project es un proyecto colaborativo, que está en continuo crecimiento, y que de verdad está en el top de locuras que he hecho en mi vida profesional y personal. 

Inteligencia artificial 

Mi relación con la inteligencia artificial es muy buena, siempre que voy a preguntar algo a ChatGPT le digo hola, buenos días, qué tal, cómo estás, y en el mismo párrafo para no hacer diferentes párrafos… En serio, diría que es buena, me parece interesantísimo, me encantaría saber qué estarían haciendo Miguel Ángel o Leonardo Da Vinci si hoy en día tuvieran una impresora 3D o ChatGPT. Ojalá pudiera mirar por un agujerito y verlo. Es una herramienta más, una herramienta de la que disfruta. Si tú no eres capaz de hacer buen uso de esta herramienta, también te tienes que responsabilizar. Pero creo que puede permitir, sobre todo, avances científicos, avances tecnológicos que son necesarios. 

Derechos de autor 

Me han pasado cosas muy curiosas con el tema de los derechos de autor, creo que es una cosa que los artistas en general desconocemos bastante. No entiendo cómo en Bellas Artes no hay una asignatura sobre cosas así. Hay que tener ciertos conceptos un poco claros para saber hasta dónde sí y hasta dónde no podemos llegar, o que te puedes esperar si ejecutas ciertas acciones, simplemente por conocimiento.  

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