About the work
http://valentina-lujan.es/Y/ycomconjose.pdf Y como con José María sí que no podía contarse en tardes tan negrísimas porque se encerraba con pestillo y permanecía sin comer ni beber, apartado del mundo, desentendido del peregrinar de suplicantes que iban desfilando por delante de su puerta encareciéndole uno por uno, con lágrimas en los ojos, que lo hiciera aunque nada más fuese por Tomás, José María, que sois como hermanos y Felipe tenía sus cosas y sus prontos pero mala persona no era, terminó por acceder a ponerse en el lugar en que estuviese haciendo falta y que era, aquella tarde en concreto y por desventura, delante del bodegón y para complacer, y se callase de una vez, a la prima Conchita que era muy delicada y con según qué cosas sabía ponerse pesadísima. Y debía de ser que el bodegón era una de esas cosas porque estuvo todo el rato protestando que lo quitasen de allí, por favor, ese bodegón ― se quejaba, rebulléndose soliviantada en su asiento nerviosita perdida ―, de delante de su vista, que la ponía destemplada y con un cuerpo malísimo. Nadie reparaba gran cosa en tales desajustes o, si se daban cuenta, podía admitir, los dejaban pasar por pura indolencia unos y otros alegando que eran detalles insignificantes sin más valor que el puramente ornamental y que en nada se desvirtuaba por ello la esencia última de...en fin, creo que ya se lo he mencionado ― a su peluquero o, si el tiempo estaba lluvioso y era una lástima tirar para nada el dinero... ----------------- Pero no rectificó, sin embargo. Ni avanzó en el tiempo ni retrocedió hasta el lugar en el que sin saber cómo ni por qué se encontraba, sola como siempre y cercada por la sensación de inutilidad que acompaña invariablemente a la realización de todos sus actos. Etiqueta: Papeles Categoría: Telas
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Code: | 2306284705272 |
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Date: | Jun 28 2023 19:19 UTC |
Author: | Valentina |
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.