About the work
https://valentina-lujan.es/R/excepto.pdf
excepto, por no desperdiciar también la tarde cruzada de manos como una tonta y ante el hecho consumado de que por más intentos que hice ― antes de renunciar a simplemente tirarlos a la basura y ya está ― tecleando y volviendo a teclear el resultado fue siempre Internet Explorer no puede mostrar la página, tratar, simplemente, de olvidar.
Y olvidé. Un poco como que a regañadientes al principio, pelando una manzana, y con algo más de entusiasmo cuando ― una vez me hube tomado el café y puesto los guantes y vuelto a quitármelos porque estaba convencida de que si había algo de lo que yo estuviera segura en aquel momento en este mundo era de que no tenía ganas ningunas de fregar ― me senté en el suelo firmemente decidida a hacer algo de provecho y, allí, apoyada recuerdo contra la pared, me puse a fumar.
A fumar y a, con esa lentitud que acompaña a la desgana con que se hacen las cosas por las que no se siente el menor interés, ir pasando, y leyendo ocasionalmente algún renglón (que a veces hasta un párrafo, que por qué no ni queriendo fregar los cacharros ni tener otra cosa que hacer) de aquellos papeles que iba depositando, uno tras otro, en el suelo.
En algún momento, y a pesar del desinterés con que los hojeaba, me asaltó la sensación de esto ya lo he leído y busqué, busqué entre los arrumbados y encontré, sí, párrafos idénticos en unos papeles que en otros aunque — también eso me llamó la atención —, los papeles, enganchados en pequeños fajos de a veces no más de dos o tres folios y encabezados por títulos que, estos sí, eran en muchas ocasiones si no totalmente diferentes tampoco exactamente iguales.
Tampoco era siempre igual el tipo de letra, ni el color en el que habían sido imprimidos; y distintas siempre (bueno, casi siempre) las ilustraciones que, como en estás mismas páginas que yo tecleo, encabezaban la primera de cada uno de los fajos que, por entretenerme, me dediqué a reagrupar en paquetes más grandes atendiendo a encabezamientos como Transgresiones de la sensibilidad o Versaciones de un chupaplumas.
Cuando terminé vi que se había hecho de noche, de madrugada, que en el reloj eran las 5 y diez, y me dije mañana compraré dos cajas, mejor tres para los con los que no sé qué hacer, y las meteré en el baúl grande de la habitación pequeña, y me fui a cenar no recuerdo ya si lasaña o canelones, y me acosté.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.