About the work
https://valentina-lujan.es/trans/nohabiaestado.pdf
pero tampoco — y habría que convenir en ello por muy mal que a los designados para discrepar o mostrarse en desacuerdo les viniese — lo bastante apagada como para sentirse en la obligación (y puesto que no se le estaba exigiendo) de mostrarse compungida y pedir disculpas porque , aquel día y por motivo de algún reajuste que a última hora y deprisa y corriendo tuviesen que hacer los organizadores en la distribución, más de la mitad de los discrepantes fueron invitados (cortésmente primero y de forma no ya tan amable con los que pretendieron remolonear o simularon no haber entendido porque, y eso podría estar siendo verdad, los encargados de levantar el cielo raso y traer a primer plano el mar de fondo que se adivinaba malamente por estar demasiado lejos, estaban haciendo un ruido tan grande que muy bien hubiese podido admitirse como justificación razonable de no ser, como no fue, porque
El director, que había permanecido callado aunque se le notaba que se empezaba, o bueno, lo había estado desde el principio, impaciente pero teniendo muy bien ensayado que no se le notase, miró con disimulo el reloj y, con una desgana (inevitable, tal vez, pero en absoluto pactada) que saltaba a la vista, ordenó a la señorita indique por favor a ese muchacho que estaría bien ir cerrando el paréntesis y pasar directamente al ambigú y al convite.
Y lo cerró, el chico, sí, el paréntesis y como le quedaba de paso el grifo del lavadero y, con gesto tan en apariencia inocente, la posibilidad a que su amigo del alma, Germán, Mancuerna, interviniese con aquello de ¡Pero, coño, ¿por qué tiene este pequeño hijoputa que tocarme los grifos?! ¿Alguien sabe el gasto que eso supone corriendo cerca de toda una semana? que tanto había ensayado desde que Georgina, con su egocentrismo y sus afanes de dejar su impronta allá donde pusiera su mano, lo informase de que desde mañana dejas de ser Gervasio, el de la sastrería porque ya no hace falta como todo el mundo va en vaqueros y camiseta, y pasas, de momento en tanto no tengamos una gran superficie con de todo, a ser Germán Mancuerna el propietario de la tienda de ultramarinos.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.