About the work
http://valentina-lujan.es/trans/Sentadoeneljardin.pdf
en el que tantas tardes Ciriaquito (el “del Valle”), enteramente absorto y desasido de las preocupaciones tan tediosas de la vida cotidiana de las que él tenía la inmensa — y tan envidiada por parte de los vecinos y de los transeúntes que siempre que pasaban por delante se paraban a mirarlo — suerte de, a la sombra de la convicción tan arraigada que sin saber por qué ni salida de dónde lo asistía de que todo cuanto los sentidos perciben es quimera o fantasía, sentirse eximido de participar en los debates y discusiones en que todos los demás nos enzarzábamos buscando soluciones o algún objeto extraviado del que no debería y bajo ningún concepto faltar alguien asegurando haber visto, haber incluso tenido en sus propias manos cuando, casualmente y por motivo de estar necesitando quién sabe qué nadería que sería descrita en el momento oportuno (y nunca antes) y en el folio numerado, rubricado y sellado, del inventario que, a petición del solicitante que se presentara antes de tal hora, o del atardecer, o de la primera luna llena del otoño o de la última tormenta de verano (y nunca después), se haría realidad y por duplicado o, si se consideraba conveniente y no demasiado enojoso el contemplar, o condescender, o construir o constatar o, sencillamente, con…
…currir,
…ceder,
…culcar,
…centrar,
…ciliar,
Etc.
Un mundo en fin, el suyo, tan lleno de posibilidades, con tantas opciones entre las que poder elegir, que terminaba no sabría él precisar si exhausto o agotado o exánime o simple y llana y sencillamente cansado y sin saber si deplorar o afligirse, o lamentarse, o apenarse o desolarse o gazmiarse o, tirando por lo fácil, dolerse de que su convicción tan arraigada de que todo cuanto los sentidos perciben es quimera o fantasía le impidiera, obstaculizase, dificultase, vedase, entorpeciese el participar en los debates y discusiones en que todos los demás nos enzarzábamos buscando soluciones o algún objeto extraviado.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.