About the work
https://valentina-lujan.es/alicia/notapre.pdf
Aquí te lo cuento todo, punto por punto y palabra por palabra.
Te cuento, en primer lugar, que le dije que exageraba; pero eso tú, Proserpina, seguro que ya lo sabes, o no…
A lo mejor no lo sabes porque… Pero, ¿cómo explicártelo?
Y que me había pedido años atrás y al cabo de unos cuantos sin vernos que le hiciese un favor de suma importancia para él, y, una vez hecho el favor, me reprochaba no sé qué deslealtades y me culpaba de haber traicionado nuestra amistad.
Pero, Proserpina, también eso seguramente tú lo sabes.
Y que fue entonces cuando le respondí…
Pero para qué, Proserpina, aburrirte repitiendo una vez más tantas cosas que con seguridad tú ya sabes…
Pero ¿Cómo explicarte que lo que tú sabes?...
¿Cómo explicarte que lo que yo dije?...
¿Cómo explicarte que lo que yo dije y él me contestó, que tú ya
sabes, es, en realidad, lo que él me dijo y yo le contesté?
¿Cómo explicarte todo eso, Proserpina?
Yo no lo sé; yo no sé cómo; yo no sé cómo te lo voy a explicar, pero sé sí que te lo voy a explicar y a rogarte, encarecidamente Proserpina, que…
Pero, vaya qué contrariedad, está algún importuno llamando por teléfono, de modo que, viéndome apremiado por la contingencia que los de aquí llamamos tiempo, estimo razonable el aplazar para otro momento el proseguir no contándote, de manera sucinta porque eso, insisto, Proserpina, ya lo sabes, qué sucedió y cómo en mi verdad fueron las cosas sino, largo y tendido y exclusivamente con ánimo de no aburrirte, por qué omito tanta reiteración innecesaria y paso, es decir “pasaré” cuando regrese de la puerta, directamente a la página 24, que es la primera de todas cuantas en esta magna historia van escritas que contiene algo nuevo y continente de lo que pretende, de manera harto torpe en sus principios, alcanzar una dimensión distinta.
Con todo mi amor: tu Sergio
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.