About the work
https://valentina-lujan.es/P/pareciahaber.pdf
Parecía haber nacido tuerta y tardaron en descubrir que el ojo derecho había caminado hasta la nuca para, desde allí — y dando un giro inesperado a su trayectoria con el que nadie contaba ni al amor de la lumbre en invierno ni a los niños para que cogieran el sueño en sus camas —, dirigirse, sin levantar unas sospechas que amén de innecesarias iban a resultar sumamente engorrosas de acarrear, al pueblo llano que, enfebrecido, profería gritos e insultos contra una diligencia perezosa que, haciendo oídos sordos y bocas deslenguadas que iba depositando en cajas diseñadas ex profeso para su posterior distribución tras ser debidamente precintadas, le prestaba toda la atención de que era capaz pero, y eso conviene reseñarlo, a un interés tan exorbitante que, alegaban los padres de familia — en defensa propia y detrimento de velar por la de unos vástagos que, privados de un representante legal, se acogían en pavoroso desorden bajo la protección de unas entendederas más bien cortas aunque sí bien dispuestas —, no les iba a ser posible satisfacer en un plazo que no daba lugar a más dilación que aquella a la que pudiera accederse por medio de una trampilla practicada en algún juego de naipes y, en honor a la verdad que deambulaba errática preguntando que para qué ya si alguien le había arrebatado su sentido del decoro, enormemente pequeña pero tan bien hecha y con tal pulcritud que, por temor quien más y quien menos a ser tachado de suspicaz o desagradecido y a que en consecuencia se le denegara el salvoconducto pertinente y tener por tanto que quedarse en tierra de fuera nadie a saber quién, se tomó la decisión de ignorar en tanto, al menos, no fueran tomadas las medidas oportunas que (sin oprimir ni resultar en exceso holgadas) se ajustaran a un derecho que además de no ser el de marras ni de color idéntico no sería civil ni tampoco del todo canónico pero — si la suerte acompañaba o tenía la deferencia de mantenerse a una corta distancia — sí lo bastante cortés como para, si no propiamente deshacer un entuerto que podría resultar jocoso por tan por traído tan por los pelos, ofrecerse a cubrir la vacante y poner así fin al agravio arriba mencionado que, por causa de un error de apreciación del todo estúpido, viniera ella sufriendo desde su nacimiento.
4 de mayo de 2015
Comments
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.