About the work
https://valentina-lujan.es/E/enproporcion.pdf
Prepara ventanas asimétricas, huevos duros y hornacinas con camafeos que van más allá de los signos heráldicos de los monótonos escudos nobiliarios que vieron los ojos de los niños que no serán viejos, ni tendrán memoria, ni vestirán ricos brocados que trajo quién sabe de dónde algún navegante que inventó leyendas de tierras lejanas y gentes distintas; prepara, también, una larga hilera de cuentas perdidas de rosarios rotos que con sus misterios, ahora mutilados, no cerrarán nunca el círculo errático de rezos cansinos que ancianas de luto y púberes sordos bordarán al paso de estrechos caminos de luces y sombras que, entre las almenas de antiguos castillos o desde lo alto de alguna promesa hurtada al destino, atisban llegadas de inviernos que hielan de miedo y de frío la sangre sedienta de venas vacías de tantos tan torpes romances perversos malquistos glosando dispares certezas huidizas que se desvanecen, tan pronto las pintan, no dejando luego tras de su caída más que el sabor acre que empaña y aviva las furias que duermen en la entretejida desventura loca de los que conciben que el mundo está hecho a bulto y capricho de los que creyeron que podían medirlo de un extremo al otro como si entre medias no hubiera resquicio para la mesura ni para el oficio sagrado de quienes sin parar en mientes renuncian al mundo y a sus menesteres.
Y mézclalo todo, junto en un lebrillo, y bátelo luego a punto de nieve y a pico de pato y a punta de espada y, a partes iguales, aparta qué sientes y qué es lo que piensas cuando te entretienes perdiendo tu tiempo que a nadie le debes ni pedirle cuentas o darle bolilla a los que te quieren negar qué tú puedes ni qué lo que a ellos mal pueda traerlos al fresco o a vueltas con qué es lo que aprenden cuando, tan sensatos, se burlan sin tino y a tientas sin verse más que en el espejo de sus cortas miras y sus torpes mentes.
30 de agosto de 2012
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.