About the work
https://valentina-lujan.es/L/losmamutsongordos.pdf
Los mamuts son gordos porque la hierba está dormida por la luz del primer vergel sobre el que no encumbraron sus figuras esbeltas ni sus frentes angostas los que, descendiendo de las simas más hondas de lejanos parajes descarnados de lirios o jazmines adornadas de abolengos esculpidos en sus miradas frías, viraron por el camino recto que los conduciría hasta el lugar en que encontraron ― sin saberlo ― los rastros de las nuevas viejas huellas de los pasos parejos, cortos y no estudiados pero sí hasta la saciedad repetidos, de sus correspondientes ignorados proyectos esbozados con apenas tenues trazos de tiza, o carboncillo, o de sanguina, dibujando los rasgos tan difusos de unos rostros sin restos mal lavados de destellos del brillo de las cuencas a que afluyen las ráfagas de estrellas que vigilan el rodar de los siglos que discurren, perezosos, al amor de la lumbre del murmullo que llama a toque de rebato a rechazar la envidia a que se entregan cuando ven los verdores que devoran, golosos, los mirlos y jilgueros o, al descuido de alguna enana blanca despistada u ociosa, tal vez algún cernícalo al que, terco como una mula, no le entra en su cabeza tan dura de chorlito que dos y dos de las treinta y siete veces que se hizo la comprobación fueron, indefectiblemente, siempre cuatro.
24 de octubre de 2010
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.