Sobre la obra
https://valentina-lujan.es/E/elcautivo.pdf
– ¿De qué sirve haber un día imaginado ser libre y dueño de hacerse grande comprendedor de a qué sirve ese sentimiento extraño, ajeno a sólo saberse y próximo sin embargo a no ignorarse perdido, errante y sin horizonte, anclado de los amarres sujetos a peregrinos intereses que no importan y obstaculizan el limpio nada más ser un ser vivo que será lo que Dios quiso que fuera de las fronteras del cuerpo artero y altivo fuese aquello que Él dotara de razón que traspasando los límites de las sombras que lo mantienen sumiso a esclavitudes que rondan el filo de la estulticia lo colocará al alcance de la mano de la gloria que aguarda a los que no buscan más en ella que otra cosa distinta de lo que ofrece la vanidad mentirosa?
Preguntaba a grandes voces la voz interior que el hombre escucha cuando en la noche y sin otra compañía que el silencio que se quiebra con los fragores del día se ve sumido en la enorme quietud que mueve a ver viva la luz del entendimiento que silenciosa lo invita a buscar en su memoria el futuro que olvidase cuando soñó que vivía.
Y el hombre no contestaba, y al sueño se resistía, y no doblegaba al hombre deseo que ya no sentía de permanecer dormido por beber más de la tibia embriaguez que lo embargara cuando, creyéndose libre, sólo escuchaba las voces de pasiones y de frías pulsiones que maniatado a sus miedos lo tenían.
Y se callaron las voces, las de fuera, con sus ruidos, y sólo quedó en el aire el silencio que el cautivo escuchara cuando a solas, al volver de un día perdido entre cadenas y amarres a intereses peregrinos, se aprestase a ya sin miedo, bien despierto y sin prejuicios, dejarse llevar tan sólo de la mano hasta la gloria que aguarda a quien no sucumbe a vanidad mentirosa.
8 de mayo de 2013
Silogismos
Poesía
Comentarios
Sobre el creador
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.