About the work
http://valentina-lujan.es/trans/Untalestanislao.pdf
Gargayo de la Frijolera que, se rumoreaba, no había existido nunca fuera de la tarjeta de visita pegada, por ella personalmente la mañana misma en que llegase y con sus propios dedos enguantados en cabritilla beige a juego con un bolso y tres maletas, al buzón desde donde precedido de un Vda. de, imaginaba ella, Bernardina…― así, a secas, reiteraba inasequible al desaliento la señorita Alicia al cabo de la pausa en el dictado que marcaba, adrede, con toda la intención de comprobar si alguna le saltaba con un “doña”; habrá que insistir y volver sobre ello tantas veces como sea necesario y hacéroslo copiar cien veces si es preciso, amenazaba, y siempre, por descontado vaya eso por delante que no quiero luego un hatajo de madres protestando “¡porque mi niña!”, por evitar equívocos y, mirándolas de hito en hito golpeando con el bolígrafo sobre su cuaderno de notas, que si quedaba claro ―, en su inocencia enternecedora o ridícula, alargando su brazo protector y rodeándole con él los hombros conjurando, así, la soledad y el olvido grabados como a fuego en las comisuras de la boca y en cada arruga de su rostro empolvado.
¿Podría un ser tan nada autónomo como Bernardina, tan dependiente de una mera sombra, puesto ante el brete en que lo colocaba la extemporánea intervención de Calpurnia o la Prieto salir al quite de su propio devenir no dando un paso en falso?
La señorita Alicia no se sabía contestar a esta pregunta ni había mostrado nunca el menor interés por aprenderlo, ocupada, como estuvo siempre, en centrar toda su atención en no responder nunca cuando, de niña, se le preguntaba si quería más a papá o a mamá, o que sí cuando era no y que no cuando era sí en el caso de que la pregunta fuese formulada por unos padres que — eso sí lo sabía — responderían siempre con una negativa a su verdadera preferencia.
Entendiendo, sin embargo, que la señorita — la suya, la de ella, Licinia, plantada allí de pie con sus manos cruzadas a la espalda y el aire tranquilo de quien está dispuesto a esperar todo el tiempo que sea necesario — no era mamá y Bernardina no era ella, tentada por un instante estuvo en responder que sí, que sí podría porque, ¿y quién podría conocer a Bernardina mejor que ella?
Nadie, por supuesto. Nadie y por una razón tan sencilla como que Bernardina era su…
Pero, ¿y si se estaba confundiendo, o fantaseando, y la señorita no era Licinia?
A esto, y aún en la certeza de que hubiese alcanzado la mejor puntuación, y el primer puesto en la fila, y la felicidad de regresar a casa aquel mediodía llevando colgada de su cuello la medalla de honor, prefirió — sin dudarlo ni un instante y a sabiendas de que hubiese muy bien podido preferir lo contrario — , y así lo manifestó ante el inquisidor, no responder.
– ¿Ha de entenderse, por tanto, que su elección fue el regresar a casa a mediodía habiendo renunciado a la felicidad?
– Oh, no, su señoría; por supuesto que no.
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100% human created
Declaration Date:
Aug 20, 2024, 5:16 PM
Identification level:
Low
Fictional content
Declaration Date:
Aug 20, 2024, 5:16 PM
Identification level:
Low
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Title Un tal Estanislao
http://valentina-lujan.es/trans/Untalestanislao.pdf
Gargayo de la Frijolera que, se rumoreaba, no había existido nunca fuera de la tarjeta de visita pegada, por ella personalmente la mañana misma en que llegase y con sus propios dedos enguantados en cabritilla beige a juego con un bolso y tres maletas, al buzón desde donde precedido de un Vda. de, imaginaba ella, Bernardina…― así, a secas, reiteraba inasequible al desaliento la señorita Alicia al cabo de la pausa en el dictado que marcaba, adrede, con toda la intención de comprobar si alguna le saltaba con un “doña”; habrá que insistir y volver sobre ello tantas veces como sea necesario y hacéroslo copiar cien veces si es preciso, amenazaba, y siempre, por descontado vaya eso por delante que no quiero luego un hatajo de madres protestando “¡porque mi niña!”, por evitar equívocos y, mirándolas de hito en hito golpeando con el bolígrafo sobre su cuaderno de notas, que si quedaba claro ―, en su inocencia enternecedora o ridícula, alargando su brazo protector y rodeándole con él los hombros conjurando, así, la soledad y el olvido grabados como a fuego en las comisuras de la boca y en cada arruga de su rostro empolvado.
¿Podría un ser tan nada autónomo como Bernardina, tan dependiente de una mera sombra, puesto ante el brete en que lo colocaba la extemporánea intervención de Calpurnia o la Prieto salir al quite de su propio devenir no dando un paso en falso?
La señorita Alicia no se sabía contestar a esta pregunta ni había mostrado nunca el menor interés por aprenderlo, ocupada, como estuvo siempre, en centrar toda su atención en no responder nunca cuando, de niña, se le preguntaba si quería más a papá o a mamá, o que sí cuando era no y que no cuando era sí en el caso de que la pregunta fuese formulada por unos padres que — eso sí lo sabía — responderían siempre con una negativa a su verdadera preferencia.
Entendiendo, sin embargo, que la señorita — la suya, la de ella, Licinia, plantada allí de pie con sus manos cruzadas a la espalda y el aire tranquilo de quien está dispuesto a esperar todo el tiempo que sea necesario — no era mamá y Bernardina no era ella, tentada por un instante estuvo en responder que sí, que sí podría porque, ¿y quién podría conocer a Bernardina mejor que ella?
Nadie, por supuesto. Nadie y por una razón tan sencilla como que Bernardina era su…
Pero, ¿y si se estaba confundiendo, o fantaseando, y la señorita no era Licinia?
A esto, y aún en la certeza de que hubiese alcanzado la mejor puntuación, y el primer puesto en la fila, y la felicidad de regresar a casa aquel mediodía llevando colgada de su cuello la medalla de honor, prefirió — sin dudarlo ni un instante y a sabiendas de que hubiese muy bien podido preferir lo contrario — , y así lo manifestó ante el inquisidor, no responder.
– ¿Ha de entenderse, por tanto, que su elección fue el regresar a casa a mediodía habiendo renunciado a la felicidad?
– Oh, no, su señoría; por supuesto que no.
Work type Literary: Other
Tags prosa, transgresiones
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Registry info in Safe Creative
Identifier 2408209170124
Entry date Aug 20, 2024, 5:16 PM UTC
License All rights reserved
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Author. Holder La abuela Zita. Date Aug 20, 2024.
Information available at https://www.safecreative.org/work/2408209170124-un-tal-estanislao