Me animé a sincerarme
06/22/2023
2306224657579

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http://valentina-lujan.es/R/peronoacontiperdien.pdf
pero no a continuar perdiendo mi precioso tiempo aquella tarde; de modo que puse en su conocimiento que, tal y como estaba, la arrastraría por el pasillo empujando con el pie y la metería debajo de la cama en la idea de prestarle, en un futuro que me quise prometer “inmediato” ― aunque con lo desastre que soy para algunas cosas, sé que le dije, no sé yo ―, toda la atención que merecía.
Y colgué.
Colgué con esa idea en mente y, resuelta a proceder sin piedad ni miramientos tal y como terminaba de anunciar, regresé junto a la caja; pero en vez de arrastrarla me senté, allí, a su lado, tratando de hacer memoria, me acuerdo — porque el sólo hecho de imaginar los cantos y los bailes tan frenéticos de aquellas tribus exóticas se ve que me había despejado —, de si en alguna ocasión la habría utilizado para guardar en ella algo, tipo manta, o abrigo, o alguna de esas cosas voluminosas que se almacenan luego en los altillos y trasteros con indicaciones a rotulador que rezan “manta cama pequeña de rallas azules y blancas” o “abrigo granate” porque, en tal caso y a la vista de que ésta no lucía ninguno de tales letreros, cabía sospechar que no sólo el contenido sino también el continente no era el mío. Pero, no logrando recordar tal detalle y crispada, tal vez, ya por el redoble de tambores que me estaban poniendo dolor de cabeza ya por la preocupación que me asaltó de a ver por qué no era yo capaz de acordarme de sí había puesto algún letrero o no cuando mi costumbre inveterada es escribir en las cajas qué están teniendo dentro, empecé de forma maquinal o para distraerme a sacar papeles que iba leyendo muy por encima y sin mayor entusiasmo hasta que, de forma inesperada, encontré este folio que me llamó la atención no por nada especial ni porque estuviese dibujadito con bastante cuidado sino porque, cuando leí la pregunta que estaba dentro del óvalo, tuve consciencia muy clara que si hubiera tenido en mis manos el esquema 2 — para que existiese un esquema 2 a tenía, por pura lógica, que estar existiendo por lo menos un esquema 2 e, incluso y poniéndose en plan meticuloso, un esquema 1— yo lo recordaría.
No lo recordaba, sin embargo; de manera que, como quedaban ya pocos en el fondo de la caja y entendiendo que era muy probable que estuviese allí — un poco como por comparación con lo que sucede con los zapatos, que abres el armario, los metes juntitos debajo de la balda de abajo y, cuando los quieres al día siguiente, resulta que uno ha ido a esconderse allí a lo hondo — seguí vaciando.
Pero no encontré ningún esquema 2.
No encontré ningún papel que pusiera en ninguna parte esquema 2 y, por eso, aunque ya he dicho que no con ánimo resuelto — o no al menos al principio entre la sed y el sueño pero sí después de lo de la señorita del concurso, que me puso de tan mal humor y por eso me acuerdo — vacié totalmente la caja para serenarme e, incluso, la sacudí una vez vacía.
Y me serené, sí, y más cuando aliviada recordé que la manta de la cama pequeña que yo tenía no era de rayas azules y blancas sino de motivos florales en color verde oscuro y, mi abrigo, el que caso de haberlo guardado en alguna ocasión en una caja figuraría consignado como “abrigo largo con dos filas de botones”, no era granate.
Pero el esquema 2 no apareció, eso sí que puedo asegurarlo, por ninguna parte.
Etiqueta: Papeles
Categoría: Telas

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Y que una vez decidida a, como ya hiciera...
06/22/2023
Valentina Luján
http://valentina-lujan.es/R/yqueunavezeci.pdf y que una vez decidida a, como ya hiciera con el tema que preferí zanjar ― en parte porque era una ocasión pintiparada para comprar uno con grill, mucho más práctico ― no haciendo la reclamación pertinente ante la empresa responsable ni preguntas al hombre del camión persuadida de que se escudarían uno en la otra y viceversa para al remate no darme una solución satisfactoria, dejar correr el tiempo y no fregar de momento los cacharros me senté en el suelo y me puse a fumar tranquilamente. No voy a asegurar que lo haya dicho con estas mismas palabras, pero sí que lo he dicho. Tampoco voy a asegurar que fueran, aquella misma tarde y aquel mismo lugar, el sitio y el momento en que me apresté con ánimo resuelto ― creo recordar que me sentía somnolienta y que los canelones me estaban dando sed ― a inspeccionar el contenido de la caja. Afirmo sin embargo que vaciarla por completo sí que la vacié porque ― tengo la escena muy clara en mi memoria ― sonó el teléfono y pensé “maldita sea, esto va a ser que esta gente se ha dado cuenta del error” y, por ir ganando tiempo, volví a llenarla apresuradamente antes de contestar para que, luego ― que es por lo que digo que tengo una imagen tan nítida de los hechos ―, resultase que la llamada era para informarme de que me había tocado un viaje con todos los gastos pagados a las islas Caimán. Me sobresalté y quise explicarle a aquella voz que yo no había participado en ningún concurso; pero a mi “¡oh!” inicial al que la joven ― porque era una voz de mujer joven ― replicó con un “¿no es maravilloso?” vino a sumarse que mi intento de contestar que sí pero que “pero” lo entendió ella como un muy comprensible ― es perfectamente natural, dijo, bajo los efectos de tan grata sorpresa ― no saber encontrar las palabras para saber expresar mi alegría que yo, incapaz en verdad de encontrar las adecuadas cuando me asalta la sospecha de que quien me escucha anda más atento a cumplir su cometido que a atenderme, rebatí argumentando sin demasiada lógica que lo que me pasaba era que, con tanto sueño y tanta sed como tenía, me daba una pereza espantosa encararme otra vez con los pap… - Papúes, no ― ella, muy cargada de amabilidad y de paciencia ―: Islas Caimán. -Tengo la sensación ― balbucí ― de que no estamos hablando de lo mismo. - ¡Es justo ― dejó escapar una carcajada muy cordial ― lo que le estoy diciendo yo! Y, alentada por haber encontrado un punto de entendimiento, me animé a sincerarme y confesar que no veía tanta diferencia… - ¿No, entre el Caribe y el Pacífico? - No, la verdad ― ya que estábamos en la misma onda ―, si quiere que le diga; ni me importa tanto… - Es, desde luego ― se avino, algo reacia ―, una apreciación un tanto personal… - …gratinar ― aun no dejando de admitir, quise puntualizar como la notaba molesta, que su punto de vista puede ser diferente ― o no gratinar. Etiqueta: Papeles Categoría: Telas de araña
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http://valentina-lujan.es/R/peronoacontiperdien.pdf
pero no a continuar perdiendo mi precioso tiempo aquella tarde; de modo que puse en su conocimiento que, tal y como estaba, la arrastraría por el pasillo empujando con el pie y la metería debajo de la cama en la idea de prestarle, en un futuro que me quise prometer “inmediato” ― aunque con lo desastre que soy para algunas cosas, sé que le dije, no sé yo ―, toda la atención que merecía.
Y colgué.
Colgué con esa idea en mente y, resuelta a proceder sin piedad ni miramientos tal y como terminaba de anunciar, regresé junto a la caja; pero en vez de arrastrarla me senté, allí, a su lado, tratando de hacer memoria, me acuerdo — porque el sólo hecho de imaginar los cantos y los bailes tan frenéticos de aquellas tribus exóticas se ve que me había despejado —, de si en alguna ocasión la habría utilizado para guardar en ella algo, tipo manta, o abrigo, o alguna de esas cosas voluminosas que se almacenan luego en los altillos y trasteros con indicaciones a rotulador que rezan “manta cama pequeña de rallas azules y blancas” o “abrigo granate” porque, en tal caso y a la vista de que ésta no lucía ninguno de tales letreros, cabía sospechar que no sólo el contenido sino también el continente no era el mío. Pero, no logrando recordar tal detalle y crispada, tal vez, ya por el redoble de tambores que me estaban poniendo dolor de cabeza ya por la preocupación que me asaltó de a ver por qué no era yo capaz de acordarme de sí había puesto algún letrero o no cuando mi costumbre inveterada es escribir en las cajas qué están teniendo dentro, empecé de forma maquinal o para distraerme a sacar papeles que iba leyendo muy por encima y sin mayor entusiasmo hasta que, de forma inesperada, encontré este folio que me llamó la atención no por nada especial ni porque estuviese dibujadito con bastante cuidado sino porque, cuando leí la pregunta que estaba dentro del óvalo, tuve consciencia muy clara que si hubiera tenido en mis manos el esquema 2 — para que existiese un esquema 2 a tenía, por pura lógica, que estar existiendo por lo menos un esquema 2 e, incluso y poniéndose en plan meticuloso, un esquema 1— yo lo recordaría.
No lo recordaba, sin embargo; de manera que, como quedaban ya pocos en el fondo de la caja y entendiendo que era muy probable que estuviese allí — un poco como por comparación con lo que sucede con los zapatos, que abres el armario, los metes juntitos debajo de la balda de abajo y, cuando los quieres al día siguiente, resulta que uno ha ido a esconderse allí a lo hondo — seguí vaciando.
Pero no encontré ningún esquema 2.
No encontré ningún papel que pusiera en ninguna parte esquema 2 y, por eso, aunque ya he dicho que no con ánimo resuelto — o no al menos al principio entre la sed y el sueño pero sí después de lo de la señorita del concurso, que me puso de tan mal humor y por eso me acuerdo — vacié totalmente la caja para serenarme e, incluso, la sacudí una vez vacía.
Y me serené, sí, y más cuando aliviada recordé que la manta de la cama pequeña que yo tenía no era de rayas azules y blancas sino de motivos florales en color verde oscuro y, mi abrigo, el que caso de haberlo guardado en alguna ocasión en una caja figuraría consignado como “abrigo largo con dos filas de botones”, no era granate.
Pero el esquema 2 no apareció, eso sí que puedo asegurarlo, por ninguna parte.
Etiqueta: Papeles
Categoría: Telas
Work type Literary: Other
Tags telas de araña, papeles, valentina luján

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Entry date Jun 22, 2023, 12:18 PM UTC
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