Siempre has sido un poco solitaria, reconócelo. Te encanta salir a pasear huyendo de los lugares más concurridos; sumergirte en la contemplación de las nubes en el cielo, de las copas de los árboles y las aves que las habitan o sencillamente perder la mirada en el ir y venir de las olas del mar que te transportan a los lugares más lejanos. Mientras, tus pies se mueven a su antojo sin que nadie les indique un destino.
De nuevo te sientes con fuerzas para continuar tu camino. Tus pulmones se