Foto por bark (Creative Commons)
Una cliente me decía esta misma tarde que tiene mucho carácter y que le cuesta reprimir ese genio interior, especialmente cuando tiene delante a clientes suyos que a su vez resultan desesperantes (confío en que no se refiriera también a proveedores desesperantes): "hay veces que me gustaría partirle la cara".
Frecuentemente en nuestro trabajo nos encontraremos con circunstancias en las que se pone a prueba nuestra paciencia y ser el "cool guy" que no se enfada