Experimento Margano
10/03/2023 2310035469344
Miguel Di Spalatro
El experimento de Margano
¿Es posible que una flor responda preguntas? La ciencia dirá que no. Para responder preguntas está el tarot, la inteligencia artificial o los humanos que saben de todo. Sin embargo, Florencio Margano, quemó su vista -y también sus neuronas- tratando de demostrar que la Bellis perennis si podía. Parecerá poco, tanto empeño, solo por una pregunta. Pero para demostrarlo fueron necesarios más de cuarenta años de investigaciones.
En su jardín del barrio Las Rosas, Margano, optó por ir reemplazando año tras año las caléndulas, amapolas, hortensias y gardenias para quedarse con la única flor que le interesaba: la que era capaz de responder a la más difícil de las cuestiones.
En el galponcito del fondo, cerca del gallinero, apartando latas de pintura y sillas descoladas, Margano, instaló sobre dos caballetes una puerta vieja para apoyar sus elementos de investigación. En la pared colgó un pizarrón para anotar las estadísticas, y en la vieja puerta de chapa fijó con cinta adhesiva un cartel que decía “Laboratorio. Terminantemente prohibido pasar”.
Durante cuarenta años, Florencio Margano, solo dejó de investigar 24 días, no corridos, y siempre por razones de salud o fuerza mayor. En 1985 por un dolor de muelas que no lo dejaba dormir, faltó una semana, hasta que el Dr. Menéndez se la extrajo; casi diez años después por una peritonitis durante diez días no pudo ir al laboratorio ni realizar las pruebas de campo, lo operaron y se reintegró a su labor hasta el 2020 en que debió suspender las observaciones porque no lo dejaban salir de su casa a causa del COVID 19. Durante siete días no realizó investigaciones, pero luego sustituyó el trabajo de campo presencial por el televisivo.
Cómo puede deducirse de la lectura de este documento, las investigaciones del señor Margano, se dividían en dos fases o etapas: una de observación y otra de pruebas de laboratorio.
En su galponcito del fondo experimentaba la cruza de distintas especies de Bellis perennis, a los efectos de reducir las posibilidades del azar. Su trabajo se intensificó desde mayo y hasta el final del verano, que es la época de floración. Entonces cada día debía dedicar las mañanas al cortado y clasificación de las flores según el número de pétalos. La primera categorización era pares o impares y la segunda por cantidad. Al centro las de 20 pétalos a la derecha las que tenían más y a la izquierda las que no llegaban a esa cantidad. En una línea las pares y en otra las de corolas impares.
Las tardes las dedicaba a las tareas de campo. En una cesta de mimbre acomodaba las flores y marchaba al parque o la plaza. Se sentaba en algún banco y observaba a las parejas de enamorados. Entonces tomaba dos margaritas de la canasta cuidando que fueran de pilas diferentes. Observaba cuál de las flores se correspondía con la persona elegida: si era alto o alta el tallo más largo, si por el contrario era de baja estatura el tallo más corto, si se lo veía triste la flor marchita, si estaba alegre la más radiante. Luego aplicando la teoría de la probabilidad, en un sencillo, pero no por eso menos efectivo proceso científico, deshojaba primero una y luego la otra flor, repitiendo para sí: le quiere, no le quiere… El resultado estaba dado por un signo matemático positivo o negativo que podía ser llevado a un dato estadístico. Estadística que Margano, contabilizaba prolijamente, cada noche al regresar a su casa, en una libreta de almacén.
Margano falleció el 13 de mayo de 2023, celebración de Santa Margarita María Alacoque. Sus vecinos lo despidieron cuando pasó camino del cementerio con una lluvia de flores blancas, con un sol amarillo resplandeciendo en su centro.
La noche anterior a su deceso dejó anotada la conclusión a la que había arribado tras los cuarenta años de experimentación: “Las margaritas requieren la luz solar durante varias horas, las temperaturas más aconsejables para su correcto desarrollo oscilan entre los 15 y los 25 grados, esta planta requiere poca cantidad de agua, pero cada 2 o 3 días aproximadamente en verano y semanalmente en invierno, aconsejo regarlas. No sé si hablan a través de sus pétalos, pero durante cuarenta años me alegraron la vida.
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Tricuta por Tricuta
09/26/2023 2309265419007
Miguel Di Spalatro
Tricuta por Tricuta
Por MAD
Me trató siempre como a una cualquiera. Antes de nacer, le escuche decir: “Si
nace…nace… y sino también”.
Cuando apenas despegaba del suelo su mano áspera me acarició sin amor.
Tres veces me negó con un movimiento de cabeza susurrando entre dientes:
“Ordinaria… vulgar… no vales nada”.
Crecí soportando su indiferencia, su menosprecio, sus insultos. Me había
resignado a permanecer quieta en aquel rincón, suplicando en silencio que el
cielo fuera generoso y me diera de beber.
Lo fue. Aquel otoño llovió como nunca. En pocos días superé al malvón y mi
tallo asomó sobre el borde de la azotea. Que hermoso era el mundo allá abajo,
con árboles, mariposas, flores, niños y pájaros. Extendí mis tallos dispuesta a
alcanzar ese paraíso.
Pobre ilusa. Una mañana de septiembre llegó decidido. Ignoró a las lechugas
que siempre fueron sus preferidas, paso entre las margaritas sin elogiarlas, y
caminó resuelto hacia mí.
Ese día lastimó no solo sentimientos, también mi cuerpo. Sentí el frio de la
tijera sobre el tallo. El golpe seco de la cuchilla y ese ruido. Ese ruido
espantoso que no puedo olvidar. La savia desbocada y mis ramas más jóvenes
cayendo hacia el infierno que soñé paraíso.
Me tironeo con fuerza. Mi raíz lloró tierra al desprenderse. Sentí que el fin
había llegado y me dejé llevar por las nubes hasta que el cielo fue solo blanco.
Renací con una sola idea golpeando incesante desde la raíz al tallo. No sé
cuánto tiempo ha pasado, pero fueron muchas las noches en que lo sentí
descorchar un vino y desearse feliz cumpleaños. Fui paciente. Supe esperar
para alcanzar el ventiluz de la cocina. Me cubrí de verde brillante para
seducirlo. Viejo y cansado me dejó hacer. Ahora soy dueña del suelo, las
paredes y los objetos. El calor de su cuerpo me atrae. Ya falta poco. El ruido
espantoso cesará para siempre.
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Por el camino de las naranjas
09/25/2023 2309255411240
Miguel Di Spalatro
Relatos breves que formarán parte del libro en gestación.
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Libertad
09/21/2023 2309215375452
Miguel Di Spalatro
Recostado en un cielo de papel de envolver, suspendido en el inmundo humo de incendios forestales, salpicado por cenizas, vuela. Sobre diagonales y avenidas, dejando detrás chapas y tejas. Superando las terrazas de los gigantes invasores de la costa, vuela. Sus alas claras sacuden el gris del aire y por un instante quedan quietas. Su cuerpo planea, dorado por el mismo sol que fragua su sombra en las aguas del río. Se desliza como si fuera una cinta de seda chamuscada por las llamas de los esteros, respirando combustión de escapes y aturdido por bocinas y sirenas. Buscando un cielo que lo proteja, vuela.
El viejo sigue el vuelo con la mirada. Recortado en el mendrugo de cielo de papel de envolver de la ventana, quieto en la nada. Respirando con dificulta, salpicado de recuerdos, dando brazadas en el abismo del tiempo, atravesando décadas, sosteniendo dolores, sonriendo penas, llorando arrugas, temblando vida, vuela.
Cuando por quinta vez escucha su nombre, el viejo apoya las manos en las ruedas de su silla, cierra los parpados y en la apretada oscuridad de las retinas, imagina al pájaro, que, sobre un horizonte de chimeneas, con las alas cansadas, vuela.
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La joven que enhebra
09/08/2023 2309085285974
Miguel Di Spalatro
Una joven estudiante de medicina desaparece en los años 70, en el comienzo de la dictadura militar en la Argentina. Los diarios dicen que se suicidó arrojandosé al rio. Sus padres buscan la verdad. ¿como fueron las horas previas a la desaparición de Dolores? La cesantía decretada por la intervención militar de la universidad a una profesora provoca la reacción de Dolores y su compañero Agustín con la ayuda de Don Pala, profesor y periodista.
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La joven que enebra
09/08/2023 2309085284335
Miguel Di Spalatro
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