Once episodios y diversos papeles que deben acoger dos mujeres y dos hombres más o menos.
El título de cada episodio se proyecta antes de empezar cada uno. Puede haber videoescenas relacionadas con lo que se va diciendo en ocasiones, en el ámbito de un minimalista espacio escénico.
La vieja cantante, refugiada en un alejado caserón, recuerda su época triunfal, que rememora para sentirse joven y viva. Un ritual diario evocando bellos temas musicales y personajes imaginarios. El presente, el pasado, la realidad y la ficción se mezclan en una pequeña y gran historia que homenajea a las estrellas de ayer.
¿Solas o acompañadas? Dos mujeres y dos sillones vacíos como si hubiera alguien en ellos. Están, no están. O han estado. Soledad, incomunicación y homenaje a los mayores que están o no están…
Premio a la peor interpretación con dos actores, uno bajo y otro alto, en una gala que probablemente no existe. ¿Condenados a repetir una y otra vez lo que dicen y hacen y a no poder huir de sí mismos?
Ella espera a él. No llega. Realiza un ensayo como si él estuviese ahí. Recuerda. Suena el timbre de la puerta de la calle…
Muecas de sonrisas con una doctora y el paciente en busca de salud mental. Cambio de papeles… Hablar, autoestima, pensar, ganas de esto y de lo otro.
Guerras de diverso tipo con dos payasos y dos payasas. Diferencias y disputas. Un viejo gruñón lleva sombrero de copa con la bandera estadounidense. El otro va con una corona real.
Una vivienda compartida porque no es fácil tener una propia y los problemas que eso conlleva. ¿Nunca debe perderse la esperanza?
El acoso machista de algunos políticos y algo más. Unos defienden la igualdad y la justicia social y otros lo contrario. Y un par de actrices.
Un dúo de soñadores o dos personajes que sueñan y se encuentran en ese sueño. ¿Están en un escenario delante del público? Intentan romper la angustia existencial…
Hombre y mujer miran por la ventana y ven un vendaval enorme. No pueden salir. Una catástrofe con víctimas.
En un piano bar unos personajes parlotean sin sentido. Reina una confusa incomunicación. No saben quiénes son, de dónde vienen ni adónde van realmente. Mientras, el pianista sigue tocando.
Cóctel agridulce, en suma, sí, con absurdo lógico, compromiso social, transgresión o irreverencia. Críticas pinceladas. Incisivas, ácidas, cínicas o tiernas. Trasposición de ideas, conflictos existenciales o una radiografía tragicómica de los individuos. De la realidad y sus circunstancias, burlándose del tópico, de los convencionalismos sociales y los lugares comunes con una tendencia antirrealista, simbólica y experimental. El sinsentido, la incomunicación, el lenguaje ilógico, la ambigüedad, la irracionalidad de las cosas y de las relaciones humanas… Aun así, pueden aflorar otras maneras teatrales sin dejar a un lado los caracteres principales que se indican.
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Un veterano payaso bobo, una payasa pícara y un payaso listo en nueve episodios para adultos.
Vas a actuar y se te olvida de qué va el asunto. El pobre está en crisis por culpa del rico, o el rico pobre puede estar en crisis por culpa del pobre rico. Conocer y no conocerse.
Vivir cerca, vivir lejos. Ser distintos o ser la misma persona quizás. Un triángulo amoroso y acrobático… Ver, oír y tragar. O el circo político de los horrores.
¡Qué listo tan tonto, qué bobo tan listo y qué pícara tan tonta! ¿Se apuntan a una sesión de risoterapia? ¿Y si dos payasos secuestran un teatro reivindicando un teatro mejor?
Es la burla de la cotidianidad donde el ridículo se acentúa. Ternura, amistad, humor. Meten sus narices en problemas, y la gesticulación, los movimientos y las voces hacen de las suyas en inusuales situaciones que despiertan comicidad.
En suma, la última (de)función ante ustedes.
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Dividida en dos partes con diversos cuadros y un epílogo, la obra requiere la intervención de un gran protagonista que realice doble papel. Presidente/expresidente y rey/rey (d)emérito.
Otros personajes más o menos breves, la limpiadora, el abogado, la esposa, el demócrata, el rico, el fan, la Estatua de la Libertad, el republicano, el inmigrante, el pobre, el soldado, el homosexual, el financiero, la actriz porno, la reina, el nuevo rey, la nueva reina, el yerno, una amante, el asistente y una hija, pueden interpretarlos, aproximadamente, tres actores y tres actrices. Además, se escuchan distintas voces en «off» con obsesivo clima.
Empieza el ácido (no desmadrado) «show» con el presidente que llega y monta números en cadena para desarreglar todo y poner las cosas peor con su espíritu de feriante y sus trapos sucios. Hasta que pierde en las urnas pero sin reconocer la derrota, y organiza un golpe, un cachete de Estado.
En la segunda parte, los reyes viven su asfixiante rutina, y a los nuevos reyes les ocurre algo parecido. El (d)emérito acoge la sucesión de escándalos y las supuestas corrupciones refugiándose en un lujoso hotel extranjero con privacidad absoluta. Aburriéndose en su exilio de oro. Solo, con achaques de hombre mayor, evoca sus líos y confiesa en un intento de redimirse. «Me he equivocado y no volverá a ocurrir»…
Difícil ejercicio de destreza interpretativa en la parte final, desdoblándose, fusionándose el principal actor con sus dos papeles. «¿Por qué no te callas?», dice alguien. Me callo. Hasta la página siguiente.
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Teatro «teatral», dividido en dos partes con 9 cuadros y medio, para dos parejas. Una primera mitad dedicada a problemáticas de los jóvenes de diverso tipo, y la segunda, una prolongación referente a personas trans.
La experimentación y la creatividad escénicas son dos recursos que admite este amplio conjunto de situaciones basadas en testimonios reales, como teatro documento, con dos parejas de jóvenes intérpretes que deben poner en marcha una serie de personajes.
Sabemos que los poderes públicos deben promover las condiciones para la participación libre y eficaz de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural. Unas vidas que van con retraso, que anhelan un proyecto de vida. La desesperanza les invade. ¿Es posible vivir con menos de mil euros al mes?
«Nosotros mismos, sin ir más lejos, somos jóvenes que nos dedicamos a este maravilloso invento del teatro, que también tiene sus espinas», dice uno de los actores. Jóvenes obligados a formar parte de un orden establecido, más bien desorden, en el que muchos no creen.
«No, no me gusta este deshumanizado paisaje que tenemos alrededor. No me gusta aspirar a ser cliente por encima de ser persona. No me gusta ser un simple consumidor, ser mercancía de usar y tirar. No me gusta ser pieza de una maquinaria de compraventa. No me gustan el consumismo, la depredación, la polución, la masificación…».
Algunos necesitan ayuda psicológica. Y un psicodrama que investigue la posibilidad de nuevas actitudes, de nuevas respuestas a través de este tipo de psicoterapia. Hay conductas y tendencias diferentes. Pero todos circulan en busca de futuro, al igual que las personas trans lo buscan.
La libre autodeterminación de género… ¿Y antes? Unidad de transexualidad e identidad de género como paso previo y obligatorio al tratamiento de reemplazo hormonal. Agresiones o algún intento de suicidio.
Y algunas preguntas. ¿Es posible cambiar de sexo realmente si tenemos en cuenta que el sexo anida en los genes y el ADN? ¿Qué es ser hombre o qué es ser mujer? ¿Es mejor trabajar el coco, aceptarse tal como se es? ¿No de otro modo se van la ansiedad y la depresión y se puede encontrar un poco de alivio?
¿Es preferible evitar complicaciones derivadas de los tratamientos médicos? ¿Vale más expresarse y vestir como se quiera desde el cuerpo original de cada persona? ¿No debe de estar el reto en que no haya cosas de chicos o cosas de chicas? ¿El espíritu tiene sexo?
¿Un oscuro curso a fin de reparar la masculinidad? «Hemos de encontrar un equilibrio entre lo que debemos hacer, lo que queremos conseguir y lo que nos gustaría realizar». Todos, todos, en definitiva y pese a los problemas, circulan en busca de futuro.
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¡De culo!
08/23/2024
Marc Llorente Mena
Tragicómicas e intimistas escenas, en 10 cuadros, para dos parejas de comediantes.
¿No tienen ustedes la sensación de que más de una vez van de culo? Se salta un obstáculo y enseguida se tropieza con otro. Disgustos, contrariedades, trabas… Vivir está muy bien, aunque tiene sus impedimentos.
«¿Qué haces, estúpida?», dice él. Suenan truenos y hay relámpagos. Se acaban de casar y ella solicita el divorcio inmediatamente. O la banda sonora de una guerra que inicia su representación. Provocaciones militares y fracaso de las vías diplomáticas.
En nombre de la paz lanzan bombas. ¡Buen negocio! Invierten en un festival de millones para matar si se tercia, pero en favor de la vida y de neutralizar la miseria en el mundo no se hace lo que debería hacerse en conjunto.
Vean a dos soldados enemigos en el frente de batalla. «¡Me declaro en huelga de arma caída!», afirma uno. «Lo mejor será dispararnos al mismo tiempo», dice el otro.
Más guerra. En el seno de un partido político. Le abandonan dejándole solo ante el peligro. Muerde el anzuelo con sus precipitaciones y ella obtiene el triunfo. «¿Has visto lo que te ha pasado por pretender frenarme?», pregunta. «¿Vas a comparar mi gancho electoral con el tuyo?».
El empresario y el aspirante a un buen empleo. «Fue usted quien propuso que yo interpretase el papel de empresario y que usted interpretara al trabajador en busca de trabajo». Una víctima de pederastia tropieza con el cura abusador al cabo del tiempo…
Imaginen un refugio (en un teatro) y dos personas en él, sin poder salir. Llenas de incertidumbre, sueñan y se evaden de esa pesadilla. Y un par de políticos, el progresista y el reaccionario, y la rica, por la gracia de Dios, y su empleada, que es pobre porque las circunstancias no le permiten ser otra cosa. «Te has ganado un cacahuete»…
Un feliz matrimonio de indefensos ancianos espera el desahucio después de vivir más de cincuenta años en la casa y sin alternativa habitacional. A las siete de la mañana y sin dormir. ¡Tantos recuerdos entre esas cuatro paredes! Eran los años 60 en España. Lucha estudiantil, referéndum con respaldo popular, sobre el papel, a la apertura del régimen…
Algunos problemas no cambian mucho pese al transcurrir del tiempo. Como siempre, ya lo ven, de culo. De culo, distinguido público. ¡De culo!
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Teatro de la mala leche e irreverencia en diez partes para dos actores.
Acidez e ironía con dos actores (uno más joven y otro más maduro) que a su manera hacen, entre otras cosas, un recorrido por la historia de la literatura dramática para provocar el rechazo o la adhesión al género. De forma entretenida y didáctica.
Situaciones, autores, tragedias, dramas, comedias, tendencias, personajes… Destapar y contar verdades a través de la mentira, o reflejar nuestra situación individual y social y problemas intemporales de cada época.
«A mí qué me importa la política cultural o que el teatro sea una ceremonia para encontrarse consigo mismo, con los demás y con el mundo», argumenta uno. «El teatro es un espejo de la vida humana», dijo Cervantes. «Un espejo roto, una puñeta, una chapuza». Es decir, «toda esa farándula que envenena despacio, despacito».
El teatro reside también en el mundo mineral, vegetal y animal. ¡En la propia vida! Desde los tiempos griegos hasta las nuevas corrientes teatrales. Nora da un portazo en su casa de muñecas, y el actor más maduro da su portazo al arte teatral.
Teatro de allí, de allá o de aquí. Jardiel y la crítica. Y un Mihura si dar golpe en el cielo. ¿El humor? «Desdramatizar y desmarcarse de la idiotez global, de los corsés, y un sueño que por fin se ve realizado».
El comediante más veterano huye de la endogamia, del amaneramiento, de la vanagloria, del postureo y de esa semilla sembrada en la conciencia ética del espectador. «Las autoridades sanitarias deberían advertir de que ir al teatro perjudica gravemente la salud, así como la antropología teatral, su repercusión sociocultural y la investigación escénica producen almorranas».
Quiere curárselas desmarcándose de la idiotez global, del guiñol diario y de la cachiporra de las élites. De los monigotes teatrales y de los fantoches de la política. A los compañeros de profesión les dice que les zurzan y que se metan su esnobismo, la competitividad y su hambre de popularidad y éxito donde les dé la real gana.
Los dos actores están condenados a no entenderse. ¿Portazo al teatro o declaración teatral de amor en el fondo? Siempre esperando a Godot…
El espacio sonoro, las videoescenas y una abstracta y ligera escenografía deben jugar un papel significativo en la representación. Ambos actores visten de negro en este juego teatral permanente.
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Una comedia con mascarilla para cinco cómicos, cuatro varones y una joven, que pueden asumir más de un personaje con tradicional, estilizado y futurista diseño de vestuario a la vez.
Imaginen una compañía ambulante con medias máscaras y la capacidad expresiva, vocal y corporal, de cada uno. Dividida en un prólogo, siete partes y un epílogo, he ahí la comedia bufonesca, la comedia histriónica…
Farsa y trasgresión (sin cargar las tintas), intrigas, lances y enredos amorosos. Celos, equívocos, choques, duelos con espada y arquetipos basados en los caracteres de la antigua comedia clásica.
El sirviente y burlador Arlequín y su compañera Colombina. El gruñón, corrupto, cornudo y enamoradizo don Pantalone. El fanfarrón capitán Espaventa, o el sabelotodo doctor Balanzon. La apasionada pareja de enamorados, Rosaura y Florindo, y el audaz Polichinela y la melancolía de Pierrot.
Entretenimiento, sentido crítico y un poco de reflexión. Peripecias, pues, y los conflictos de nuestra popular y particular comedia del arte del siglo XXI más o menos. Algunas notas de música popular del XVI y, sobre todo, música heavy metal en directo.
Formando parte directa de la actuación, una escenografía contemporánea, antinaturalista. Estética libre e imaginativa para la tarea de un director de escena, y cuestiones contemporáneas, de hoy y siempre, como el abuso laboral, los derechos de la mujer, los conflictos generacionales, triquiñuelas económicas, fraudes…
Interludios circenses con malabares y acrobacias, y desfile a pleno ritmo con los comediantes, murmuradores o coreutas de esta comedia higiénica e incisiva con mascarillas (arlequinadas) de pandemia (como testimonio) en la recta final.
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Tragicomedia alternativa en 10 cuadros, o ejercicios de destreza teatral para ellas y ellos.
Un clan de personajes de más de 60 años con seis mujeres y dos hombres que están sentados, de entrada, de cara al espectador. Algo así como un psicodrama con frescura, mediante distintos procedimientos teatrales. O una indagación como terapia social e individual. Relaciones, algunos tipos imaginarios, música…
Presente y pasado, problemas de la personalidad y falta de confianza. Crisis de la madurez visibilizada, conflictos, emociones reprimidas y una especie de catarsis con tragicómico sabor y cierta dosis de absurdo lógico. La incertidumbre existencial, el conformismo o el inconformismo. Dos películas en sesión continua y palomitas.
«Después de tanto trabajar soy libre. ¿Libre?», dice una mujer. «Siempre hay alguna atadura como mínimo, y ciertas goteras no te dejan serlo». Todos tenemos alguna asignatura pendiente que quizás no aprobemos nunca. Vuela el tiempo y tienes la sensación, no muy agradable precisamente, de que todo se te va de las manos.
En este teatro alternativo e intimista hay curvas, líneas rectas, subidas y bajadas. Seguir igual, que ya es algo, o aspirar a nuevas posibilidades y romper moldes. Nunca es tarde si se intenta. Otros no lo hacen y se acomodan a una realidad incómoda. Siguen el rutinario guion habitual y de ahí no se mueven. ¿Dios cree en nosotros?
Se necesita continuidad y reinvención o mejora en algunos aspectos particulares. La soledad, el miedo, el desengaño, la añoranza, la derrota o la esperanza. Quien no tenga anhelos y frustraciones que levante la mano… ¿Existimos o no existimos? Sueño o pesadilla. ¿Realidad virtual? Comedia o drama. El gran teatro absurdo o casi absurdo del mundo no quedó muy bien al hacerlo y seguimos con los problemas habituales.
Un día vas y naces porque sí. Dice una canción que «volver la vista atrás es bueno a veces». Si la realidad es frustrante, y la sociedad que te rodea te produce amargura… Es comprensible una cierta dosis de nostalgia, melancolía e idiotez. ¿Improvisamos? Uno se pregunta que quién sería el imbécil (o el listo) que inclinó la torre de Pisa…
Señoras y señores, ellas, ellos y el público. Confesiones, humor, ternura. ¡Bienvenidos al club!
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