Hoy nos adentramos en la industria de la moda mexicana para conocer cómo pueden proteger los diseñadores y las empresas del sector sus creaciones. Si lo que te interesa saber es si se puede registrar el proceso de elaboración de una prenda de vestir, te adelanto que no. Pero esto no significa que las creaciones carezcan de protección. De hecho, pueden obtenerla a través de dos figuras jurídicas específicas.
Pero vayamos por partes.
Tanto un diseñador como una empresa que operen en el ámbito de la moda pueden acogerse a la figura jurídica de diseño industrial para registrar sus creaciones. Eso sí, tiene que tratarse de un diseño novedoso y singular y que sea susceptible de aplicación, es decir, que pueda comercializarse.
Desde el momento de su creación, los trazos, líneas, forma y colores que conforman el diseño se pueden registrar bajo la categoría de diseños industriales en el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial. Así, los titulares pueden evitar su copia e imitaciones, al tiempo que tienen el derecho de impedir la venta de artículos cuyo diseño plagie el dibujo protegido. También pueden vender o ceder los derechos de uso del diseño industrial a terceros mediante la firma de contratos de licencia para monetizar su trabajo.
Otra figura en la que ampararse para proteger las creaciones de moda es el diseño textil. Este concepto, que se tipifica en la Ley Federal del Derecho de Autor mexicana como una obra de arte aplicado, es crucial en los procesos de fabricación y también para dotar de identidad a las empresas de moda.
La solicitud de registro se presenta en el Instituto Nacional del Derecho de Autor de forma presencial o en línea, a través de la plataforma Indarelín, donde se pueden subir los documentos requeridos y aprobar el pago de los derechos. A partir de aquí, el Registro Público del Derecho de Autor emite un certificado que valida tu titularidad del diseño textil.
Y acabamos con una buena noticia. Si un diseñador o una empresa quieren obtener esta doble protección para sus diseños de moda, en México no existe ninguna norma que impida que coexistan.
