Todos hemos mandado memes. Aquellos que encajan perfectamente en una conversación de un grupo de WhatsApp, los que vemos en Instagram o TikTok y consiguen sacarnos unas risas, o los que te hacen decir o pensar «¡es tal cual!». Internet nos ha acostumbrado a percibir los memes como algo sin dueño y libre de uso, pero muchos de estos memes utilizan imágenes, vídeos o canciones que sí lo tienen. Y es entonces cuando surge el problema y pasamos de la risa a un posible problema legal. La clave está en diferenciar un meme del concepto de parodia. Es la frontera entre lo que sería «una broma legal» y «puede que estés metido en un lío».
Meme y parodia: no son lo mismo
Debemos distinguir entre el significado de meme y parodia. Un meme es un formato. Una imagen, un vídeo o un GIF al que le ponemos un toque distintivo para provocar una reacción: reír, pensar o compartir. No es un concepto legal. La parodia, en cambio, está regulada en España en la Ley de Propiedad Intelectual (art. 39 de la TRLPI) con la intención de darle mayor importancia a la libertad de expresión y conseguir promover el desarrollo de nuevas obras. Sin embargo, se establece que el uso de una obra sin permiso, con la intención de parodiarla, debe utilizarse siempre y cuando se respeten los siguientes requisitos:
- No se confunda con la obra original.
- No se dañe a la obra original ni al autor.
Asimismo, en Europa existe una sentencia del Tribunal de Justicia que añade que una parodia debe:
- Evocar la obra original (es decir que se reconozca la obra de referencia).
- Tener un tono humorístico o crítico.
Si el meme que se está utilizando cumple con estos dos requisitos, probablemente esté protegido. Si no, es posible que se esté usando una obra que está protegida sin el permiso necesario.
Qué convierte un meme en una parodia (y no sólo en una obra graciosa)
Para que un meme sea parodia, según la ley de propiedad intelectual, hay tres cosas que debemos hacer:
- Transformar de manera sustancial la obra original. Esto es, no basta con pegarle un texto encima. Se tiene que modificar la obra para que el público reconozca que no es el original (por ejemplo, cambios de color, montaje, añadir o quitar elementos… algo que rompa con la imagen original tal cual es).
- Hacer humor o crítica de la obra original. La intención debe ser reírse o comentar algo. Si solo se usa la imagen porque resulta bonita o conocida, eso no es una parodia.
- No confundir ni dañar la obra original. Si alguien puede pensar que se trata de la imagen oficial de la obra, la situación puede ser problemática. Y si además el chiste destroza la reputación de la obra original o de su autor, la gravedad es aún mayor.
¿Qué ocurre con la mayoría de memes?
La mayoría de los memes que se utilizan no cumplen con lo descrito anteriormente. Si por ejemplo utilizamos un fotograma de una película y le añadimos al mismo alguna frase graciosa, puede que eso nos haga reír, pero legalmente no se trata de una parodia, porque no existe una transformación real y además el humor no va dirigido a la obra original. ¿Eso significa que por mandar un meme a tu amigo te pueden demandar? En contextos privados el riesgo es mínimo, pero si lo publicas en redes abiertas, lo usas en un blog con mucha visibilidad o, peor aún, para promocionar algo… la cosa cambia.
Situaciones que pueden traer problemas
Existen varias situaciones de uso de memes que pueden generar problemas jurídicos, y principalmente son las siguientes:
- La copia es casi exacta: solo se añade un texto encima de una imagen protegida.
- El uso es comercial: ponerlo en un anuncio, un cartel, o un post patrocinado…
- Crea confusión: que parezca un contenido oficial del autor.
- El contenido es ofensivo: si la parodia transmite mensajes discriminatorios, pierde protección legal.
- Se vulnera el derecho a la imagen: si aparece una persona reconocible, se puede reclamar, aunque no sea el autor.
Cómo comprobar si tu meme entra dentro del significado de parodia
Para asegurarte que un meme que utiliza obras originales puede utilizarse por considerarse que entra dentro del significado de parodia, es relevante preguntarse lo siguiente:
- ¿He cambiado la obra original para que sea reconocible, pero a la vez lo suficientemente distinta?
- ¿El humor o la crítica guarda relación con la obra original?
- ¿Es imposible que parezca una obra oficial?
- ¿No estoy intentando vender nada con él?
Si todas las respuestas son un «sí», probablemente puedas hacer uso del mismo. Si alguna respuesta es un «no», cuidado.
Otros límites que no se suelen tener en cuenta
Existen otros límites que deben tenerse en cuenta a la hora de utilizar un meme, y estos son:
- Los derechos morales: en España, el autor puede decir «no» si siente que has destrozado su obra, incluso con una parodia.
- La imagen de las personas: si sale alguien reconocible y no se trata de un personaje público dentro de un contexto de interés general, dicha persona podría reclamar.
- Las marcas registradas: parodiar un logo puede traer problemas de marca además de derechos de autor.
Cómo hacer memes sin meterse en problemas
Tras las explicaciones anteriores, debemos crear memes realizando las siguientes actuaciones:
- Cambiar la obra de verdad, no solo el texto.
- Hacer que el humor sea evidente.
- Evitar que parezca oficial.
- No usar memes con material protegido para publicidad sin permiso.
- Pensar en el derecho a la imagen si sale gente reconocible.
- Usar bancos de imágenes libres o licencias abiertas.
- Si es posible, mencionar la fuente.
Conclusión
Internet vive de referencias y la parodia es una protección real, pero solo si se cumple con las reglas establecidas. No significa «haz lo que quieras» con cualquier obra. Si se entiende dónde están los límites, se puede seguir generando humor, crítica y creatividad sin miedo a posibles reclamaciones. Y es que, al final, de eso se trata, de conseguir que la gente se ría contigo sin tener problemas jurídicos.

