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Mano sobre mano: qué hacer entre encargo y encargo

Puede que no se lo crean, pero hay temporadas en la vertiginosa vida contemporánea en las que una traductora editorial puede encontrarse mano sobre mano, sin entregas a futuro ni revisiones de entregas pasadas. Como profesionales de la cultura que somos, convivimos con la intermitencia de ingresos y encargos, porque también las traductoras y traductores de libros podemos llegar a «estar de moda» y nuestro correo parece que estuviera en la agenda de direcciones de un gran número de editoriales y, de pronto, descendemos en el escalafón sin saber bien por qué. A veces es porque se nos encasilla en un estilo o en un idioma, y parece que no se nos pudiera ofrecer traducciones de otro estilo o idioma. A veces simplemente se debe a cambios internos en la editorial y, con el cambio de equipo, también se mudan los colaboradores externos. Suelen ser momentos difíciles, no solo por razones económicas obvias, sino también por la incertidumbre de no saber cuánto durará la etapa en blanco. 

Así que sin ser yo de dar consejos y menos del estilo de «sé productiva a cada paso que das», sí creo que hay algunas tareas u ocupaciones que nos pueden ayudar para al menos no sentir que no hacemos nada por mantenernos en la profesión. Y, de paso, tachar tareas de esa lista que va engordando cuando estamos inmersos en el frenesí de las entregas. Aunque ya se sabe que la lista de tareas ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Cuando empezamos en la profesión, nuestra lista de tareas suele llenarse con consejos para noveles que podemos encontrar en libros, artículos, blogs, pódcasts, etc. Muchos consejos en teoría orientados para noveles nos pueden venir bien también a quienes estamos inmersos en un parón profesional. 

Pero, a diferencia de los noveles, podemos aprovechar el compás de espera del nuevo encargo para poner al día nuestra declaración de obras en CEDRO (aunque, en realidad, esto deberíamos hacerlo todos los años, cuando CEDRO nos avisa de la fecha límite) o simplemente para asociarnos a CEDRO si todavía no lo hemos hecho (ejem). También podemos aprovechar para repasar los contratos de cesión de derechos de nuestras traducciones: ¿han caducado y no se han renovado?, ¿quizá pueda revisar la traducción y ofrecérsela a otra editorial, si el autor de la obra original está ya en dominio público? ¿Está el contrato a punto de caducar?, ¿me pongo en contacto con la editorial para saber si tiene interés en renovarlo? ¿Quiero yo renovarlo? Y, ya que estoy mirando contratos, ¿habré recibido las liquidaciones de todos? Quizá sea un buen momento para pedir las que nos falten y, de paso, hacer saber a la editorial que sigues estando en activo. 

También puede ser un buen momento para, si somos miembros de alguna asociación, actualizar nuestro perfil público en la web de la asociación. O, si no lo somos (ejem), quizá sea el momento de asociarse. No debemos olvidar que la traducción es, en general, una profesión generosa y siempre hay algún colega al que le ofrecen algún encargo que no puede aceptar por plazo y que podría dar nuestro nombre. Además, en los círculos asociativos podemos encontrar múltiples y variadas actividades para mantenernos en la profesión, bien sea con sus actividades formativas, bien sea no perdiendo el contacto con las y los colegas. En el caso de que estemos asociados, también podemos aprovechar para repasar qué beneficios nos ofrece la asociación; por ejemplo, los miembros de ACE pueden pedir informes de ventas de sus libros y así compararlos con las liquidaciones. O leer los diferentes artículos, boletines, información, recursos, etc., publicados en su web. 

Entre estos recursos seguro que encontramos información sobre becas y residencias para traductores/as. ¿Por qué iba a ser la literatura la única que traspase fronteras? También podemos cruzarlas, literalmente, nosotras, y proyectos como Translation in motion nos ofrecen un amplio abanico de posibilidades. Este proyecto está financiado por Europa Creativa, y no es el único que encontraremos dentro del «buque insignia» cultural de la Unión Europea, cuyo objetivo principal es fortalecer los sectores culturales y creativos. De hecho, hasta el 30 de abril de 2026 pueden solicitarse las ayudas a la movilidad individual.  

En esto de solicitar becas y residencias no hay diferencia entre quienes llevamos más tiempo y quienes están empezando. A los traductores noveles se les suele animar a presentar propuestas editoriales para ver si así consiguen un primer encargo, quizá pedir una beca sea el primer paso hacia una propuesta a una editorial. No siempre hay que viajar para dar con ese libro que nos enganche para hacer una propuesta, a veces está más cerca, en nuestra biblioteca, entre esos libros comprados en algún viaje «por si alguna vez interesa a alguna editorial», ¿por qué no ahora? Y, si hablamos de un autor libre de derechos, incluso podemos probar con las ayudas a la creación literaria que convoca la Dirección General del Libro, la Lectura y el Cómic

Por cierto, que, de cara a solicitar becas y subvenciones, tampoco es mala idea darle una vuelta al currículum, comprobar que lo tenemos actualizado con todas nuestras traducciones. Puede sonar a método antiguo y seguramente no sea la actividad más atrayente del mundo, pero quizá así esquivemos lagunas o vacíos si nos toca actualizarlo deprisa y corriendo justo antes del límite de algún plazo que nos interese. Y, para terminar, tampoco está de más ponernos al día de las posibles novedades legislativas que puedan afectar a nuestro trabajo (más lentas de lo que nos gustaría y necesitaríamos, no nos vamos a engañar), porque este es otro punto en común entre quienes llevamos años en la profesión y quienes están empezando: estamos continuamente formándonos, estamos continuamente aprendiendo. Al fin y al cabo, nuestra herramienta principal ―las lenguas de las que traducimos y a las que traducimos― no son compartimentos estancos, sino que tienen filtraciones, se transforman. Cuál lista de tareas. 

🪧 Aviso: los artículos de Opinión reflejan las perspectivas de sus autores. SafeCreative no se identifica necesariamente con los puntos de vista expresados en ellos.
Marta Sánchez-Nieves Fernández 
Marta Sánchez-Nieves Fernández 
Licenciada en Filología Eslava por la Universidad Complutense, y traductora de literatura rusa desde hace más veinte años. Ganó el Premio de Traducción Esther Benítez en 2016 por Noches blancas, de Fiódor Dostoievski (Nórdica Libros), y en 2018 el Premio Read Russia en la categoría de literatura clásica del siglo XIX por la traducción de Relatos de Sevastópol, de Lev Tolstói (editorial Alba). Es la actual presidenta de ACE Traductores. 

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