El autor del prompt que dio lugar a la polémica obra creada con inteligencia artificial (IA) ganadora de un concurso pictórico vuelve a intentar demostrar que aquel cuadro debe ser considerado una obra de arte. Jason Allen ha presentado una nueva demanda ante un tribunal federal solicitando que se le reconozcan los derechos de autor sobre la imagen generada por Midjourney. Además, ha anunciado que comenzará a vender reproducciones físicas de su obra, realizadas con una técnica que imita las pinceladas.
Allen no está dispuesto a rendirse, pese a los reveses legales que ha ido cosechando desde que en 2022 su obra Théâtre D’opéra Spatial creada con IA ganara la primera posición en un concurso de arte en Colorado. Según ha revelado 404 Media, el pasado mes de agosto, Allen presentó una nueva «solicitud de juicio sumario» en un tribunal federal en el que se «reiteran muchas de las apelaciones y argumentos» esgrimidos por su equipo legal a lo largo de estos años.
Argumenta proceso creativo consciente
En el documento se explica que la imagen se creó a partir de un «proceso creativo consciente». No solo se dieron cientos de indicaciones (prompts) de texto al generador de imágenes Midjourney, también se fueron ajustando los resultados e, incluso, el resultado se retocó con otro software. De aquí el argumento de que este trabajo sea una forma de «expresión artística» equiparable, por ejemplo, al de un fotógrafo.
Este razonamiento es el que la Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos (USCO) ha echado por tierra al considerar que la entrada de indicaciones de texto no convierte a una persona en autor, puesto que «el programa no las interpreta como instrucciones directas, sino que emplea un modelo probabilístico para generar la imagen», indica Security Lab. Y ahora Allen acusa a la USCO de extralimitarse en sus funciones al querer redefinir el término autor, cuando es una potestad que la Constitución reserva al Congreso.
Copias físicas de la obra hecha con IA
Cuando el aspirante a autor dio a conocer la nueva demanda, también comunicó que comenzaría a vender reproducciones físicas de su obra. Pero no están pintadas a mano. Allen contrató los servicios de la empresa canadiense Arius, especializada en la impresión 3D de lienzos pictóricos, para que realizara los denominados elégrafos. Se trata de «copias físicas que usan pintura al óleo para recrear una reproducción de la imagen como si la hubiera hecho un humano, incluidas las pinceladas», informa 404 Media.
Esta iniciativa es una estrategia de Allen para demostrar que la «visión humana puede materializarse mediante la tecnología», señala Security Lab. Lo principal para él es que cada copia será única y aunque se reproduzca la imagen en internet el elégrafo es irrepetible. El artista enmarca este nuevo trabajo en lo que ha llamado Art 2.0, donde se difuminan los límites entre humano y máquina, pero «la autoría humana sigue siendo esencial», explica este portal de noticias
Este caso se sigue con interés por parte de la comunidad artística y de los expertos en propiedad intelectual porque podría establecer un precedente legal decisivo. Si el tribunal aceptara que una persona puede ser autora de una obra generada por IA, el fallo transformaría el concepto de autoría y copyright en la era de la IA generativa.
Fuentes: 404 Media, Security Lab.

