El litigio que enfrenta a un grupo de autores con OpenAI y Microsoft desde hace más de dos años por el uso de sus obras para entrenar modelos de inteligencia artificial ha dado un giro radical. El juez federal Sidney Stein ha autorizado que la demanda colectiva encabezada por George R. R. Martin, y en la que participan otros escritores de renombre internacional como John Grisham, Michael Chabon o Sarah Silverman, siga su curso al considerar que existen indicios de infracción de derechos de autor.
Tres posibles infracciones
El fallo representa «una inclinación de la balanza a favor de los autores», según The Hollywood Reporter (THR), al permitir que el caso avance con «tres teorías distintas de infracción». La primera y más conocida se apoya en que entrenar la IA con libros protegidos sin obtener consentimiento vulnera el copyright frente al uso justo que reclama OpenAI; la segunda, en que la descarga ilegal de obras desde «bibliotecas digitales paralelas» es un acto ilícito; y la tercera, descansa en que es «plausible» que algunas respuestas generadas por ChatGPT sean «sustancialmente similares» a los textos originales de los demandantes.
Outputs semejantes a obras protegidas
En la resolución dictada la última semana de octubre por Stein, se establece que las dos primeras causas se pueden tratar más adelante de forma independiente. Respecto a la tercera, se desestima cerrar la causa en la fase preliminar para que avance hasta la etapa de descubrimiento de pruebas y la presentación de peritajes.
El juez, indica Business Insider, ha tomado esta decisión tras examinar «algunas respuestas generadas por el chatbot de OpenAI» a partir de un prompt. Como ejemplo, se cita uno que impresionó especialmente al tribunal: ante la petición de escribir una secuela de A Clash of Kings, distinta a A Storm of Swords, el resultado fue un libro inventado bajo el título A Dance with Shadows que reproducía con bastantes semejanzas el universo de la saga creada por Martin.
Vulnera derechos de autor
El tribunal consideró que esta acción era suficiente para «justificar un análisis más profundo» de los resultados que arrojan los modelos y para que siga adelante la demanda colectiva por infracción de derechos de autor. También se ha sumado el hecho de que los outputs imitan «el estilo narrativo y los patrones creativos de sus autores, generando obras derivadas sin compensación ni autorización», apunta Computer Hoy.
Golpe para las tecnológicas
La decisión judicial ha sido un mazazo para las tecnológicas. A pesar de que no es una sentencia definitiva, sino un paso procesal, va a complicar los planes inmediatos de las compañías de IA. Puesto que no han logrado que se desestimaran las aspiraciones de los escritores, ahora tendrán que afrontar un «proceso de intercambio de documentos y comparecencias que durará meses», informa Vandal.
Además, se espera que surjan mociones enfocadas en el alcance del uso justo y en cómo se van a medir las similitudes. Asimismo, la evolución del caso estará bajo el escrutinio de los expertos por si toma la senda de Anthropic de llegar a un acuerdo extrajudicial que le ha supuesto el desembolso de 1.500 millones de dólares a repartir entre los titulares de derechos, o bien, desemboca en un juicio.
Por otro lado, este caso destapa «un hallazgo sorprendente». Es la primera vez que un juez plantea la posibilidad de que las respuestas de un sistema de IA puedan considerarse «sustancialmente similares» a una obra literaria protegida. La respuesta podría «definir cómo se regula toda la industria de la IA», advierte Gizmodo.
Fuentes: THR, Business Insider, Computer Hoy, Vandal, Gizmodo.

