Buscamos a Sfhir «por arte ilegal». Y lo encontramos en 95 Art Gallery, demostrando que su proyecto en el barrio madrileño de Carabanchel puede romper en el mundo de las galerías tantas convenciones como él lleva haciendo en el arte urbano desde 1995.
Hugo Lomas, el nombre con que fue bautizado, es hoy uno de los muralistas más influyentes de la escena internacional. Halago justificable con tan solo recordar hitos como su reconocimiento como «mejor muralista del mundo» en 2023 por su violonchelista en la localidad coruñesa de Fene o, el más reciente, La musa de Vistalegre, un mural de 1.100 metros cuadrados (el más monumental de España, se dice) que engalana el emblemático Palacio de Vistalegre de Carabanchel.
Ambas obras son ejemplo de la maestría al leer las posibilidades que un muro, con su arquitectura y sus imperfecciones, ofrece a su paleta de espráis. Un creador de iconos urbanos que, quizás, nunca hubieran visto la luz sin la iniciativa de un profesor de instituto que supo reconducir la rebeldía adolescente. Gracias a su «castigo» nacía el tagger Sfhir, un artista que lucha por no perder su rebeldía creando una galería que califica de «punki», aunque reconoce que su actual reconocimiento es útil a la hora de defender sus derechos de autor, en otros tiempos ni reconocidos ni retribuidos. Escucha su historia en este vídeo.
Premio al mejor muralista del mundo en 2023
Pues mira, lo primero que he de decirte es que no soy nada fan de los concursos. Porque un mundo como es el artístico, con tantos egos y tan competitivo, porque nuestra sociedad ya desde pequeñitos nos enseña a competir, a llegar antes que el de al lado, y creo que es bastante horrible como concepto. Dicho lo de que no me gusta la competición, también he de decir, he de ser sincero, que nos ha apoyado mucho como sector. Entonces, te diría que se me han abierto muchas puertas en estos dos años y que ha sido una locura, o sea, que no paro de currar.
¿Quién es Sfhir?
Pues la verdad, soy un chaval de barrio que empezó pintando grafitis en la calle, teniendo muchos problemas por pintar en la calle. Porque lo que ello conlleva, al final, no solo son problemas con el ayuntamiento que te ponga multas, etcétera, etcétera, sino problemas con tu familia… Problemas con otras bandas de chavales, porque al final pues el territorio acaba siendo limitado, los sitios para pintar son limitados y hay muchas tensiones entre unos y otros. Vamos, los inicios son duros, ¡eh! Pero creo que es lo que te curte, y te hace luego sacar la cabeza en, como te comentaba, una sociedad tan competitiva como la que vivimos.
‘Se busca por arte ilegal’
Creo que somos personas normales, como cualquier otra, que desarrollamos un oficio, muy bonito en este caso, que venimos de unos orígenes muy duros, como son pintar en la calle, y que creo que es importante que la sociedad entienda que somos la misma persona, tanto el uno como el otro. De ahí viene mi eslogan, «Se busca por arte ilegal». Son dos conceptos totalmente contrapuestos que la sociedad entiende completamente distintos. Me gusta juntarlos para que se den cuenta que es lo mismo.
Vivir de un arte clandestino
Te vas dando cuenta con el tiempo de que aquello que haces tiene un valor añadido, un valor material y que hay mucha gente que está detrás de ello, que quiere tenerlo en su poder. El arte urbano es un concepto que se generó para englobar a todo esto que viene del graffiti, pero muchas otras veces no solo viene del graffiti, sino que puede venir de la cartelería, de la publicidad, de muchos otros ámbitos. Y creo que la profesión ha ido evolucionando un poco, también por ejemplo, con mi generación. Porque cuando empecé a pintar, no existía la profesión en sí, sí que existía la profesión de aerografista y existían las profesiones de pintor, de retratista, de muchas otras cosas, pero no la de muralista propiamente dicha.
Origen de la firma Sfhir
Quise romper con esta parte, a mi entender, más infantil de mi arte, y empezar a pintar Sfhir, a raíz de que me pillaran en mi instituto pintando, el conserje, y me llevaron al despacho del director y me dijeron que me iban a expulsar tres días, ¡eh! Se enteró de todo esto el profesor de dibujo Antonio Lancho, y lo que hizo fue hablar con el director y decir, «Mira, traerme a este chaval que le voy a cambiar el castigo», ¿vale?
Con lo cual, yo fui a su despacho y me dijo, «mira, te voy a cambiar el castigo. No te vamos a expulsar, te vamos a castigar a que repitas el mural, pero bien hecho. Y te voy a dejar este libro de la historia del graffiti, se llama Los Graffitis». El libro y bueno, pues cuenta cómo se inició todo este mundo en Estados Unidos, cómo en los barrios pobres pintaban en los metros y en los trenes para que estos vagones viajaran y llegaran a más gente posible, era como un grito de «estoy aquí», ¿no?, de esos barrios pobres y marginales.
A mí me fascinó todo esto, y fue como un boom en mi cabeza, me lo devoré en escasos días. Me preparé mi boceto, me lo curré que te cagas y la verdad que para mí fue un antes y un después. Con lo cual, decidí también cambiar la firma que tenía antigua por una nueva, ya que me lo estaba tomando mucho más en serio. ¿Y mi nombre?, pues lo elegí un poco intentando que fuera único en el mundo.
El buen profesor
Pasaron 20 años de este hecho que yo te estoy contando, ¿vale? Y me encuentro pintando en una feria de arte en el Colegio de Arquitectos. Entonces, yo, la semana previa, había concedido una entrevista para televisión, creo que fue, y conté esta misma historia. ¿Qué pasó?, que el profesor que yo te estoy diciendo, la vio.
Estoy yo en la feria de arte pintando en directo, y de repente se me acerca una persona, pues así mayor, con el pelo blanco, me dice, «Oye, mira, eh, ¿sabes quién soy?» Y le digo, «Pues no tengo ni idea». Me dice, «Pues mira, es que he venido a traerte un regalo». Y claro, cuando me sacó ese libro que me había prestado 20 años atrás, a mí se me cayó una lágrima.
Dije, «No me lo puedo creer, eres Antonio Lancho». Y me dijo, «Claro que sí». Dijo, «He venido a traerte este libro dedicado y bueno, quiero que sepas que en mis clases de arte he estado poniendo diapositivas con tu grafiti mítico de ‘Se busca por arte ilegal’, contando pues, toda esta movida de la dicotomía del arte y la ilegalidad, etcétera, etcétera, sin saber que tú eras aquel chaval que yo, en su momento, había influenciado».
Quiero lanzar este mensaje para todas aquellas personas que son docentes, que, por favor, traten de motivar a esos chavales que ven problemáticos, porque muchas veces dentro de ellos hay una pasión que se está encauzando por un camino que no es el correcto, pero que, con una determinada formación y con una determinada influencia de personas que ellos consideran como referentes, se puede llevar a buen camino. Es mi ejemplo; es que yo era un desastre, y siempre estaba en el despacho del director. Era un chaval problemático y realmente lo que necesitaba es que alguien me encauzara, me dijera lo que estaba viviendo.
Murales tridimensionales
Recuerdo que hice un mural anamórfico en un túnel, en el que parte del túnel se metía hacia dentro y había un ángulo de a lo mejor unos 80º, 70º, lo que generaba una perspectiva muy aberrada en la parte que entraba hacia dentro. Entonces, medio dibujo lo hice en un lado y medio en otro, generaba una sensación de 3D que parecía que el muchacho que pinté en aquel momento estaba asomándose del túnel. Luego también utilicé un manchurrón, que había de la propia construcción, de cemento que había caído un chorretón, para generar una sensación de que le estaba cayendo agua al muchacho en la cabeza. Entonces, ese fue mi primer mural que interactuó con las tres dimensiones. A partir de ahí, fui desarrollando esta técnica más y más y más, y hasta el día de hoy.
95 Art Gallery: una galería punki
Pues mira, te diría que somos un poco los punkis del sector del arte, porque hemos llegado sin respetar ningún tipo de normas, o sea, paredes blancas para exponer la obra fuera, murales conviviendo del propio artista que pinta las obras encima. Creo que no estamos cumpliendo ninguna de las bases que estaban muy asentadas del mundo clásico de las galerías, pero creo que, al mismo tiempo, también es un poquito de frescura, ¿no? Dentro de un mundo tan encorsetado y tan cuadriculado. Yo, desde luego, me encuentro cómodo en ese registro, y muy ilusionado, porque la acogida ha sido brutal.
Derechos de autor en el arte urbano
Se han cometido verdaderas barbaridades con obras, sin ningún tipo de permiso. Pues te digo, por ejemplo, no sé, portadas de libros, de revistas, pues cameos que se han realizado en publicidades que están vendiendo un determinado producto, y todo esto sin ningún tipo de autorización del artista. Y más allá, no solo de autorización, tampoco de información del propio artista. Este es el pan nuestro de cada día.
También te digo que, a día de hoy, a mí me contacta muchísima gente para intentar gestionar esos derechos de autor, pero porque llega un momento que se te da más importancia, y ya, entonces, cambian un poco los roles. Pero al principio, en los inicios, nadie te respeta, y menos aún grandes tiburones como son marcas, o cosas así, que fagocitan tu trabajo, ¡y nada!, se están lucrando, y nadie te está aportando ni un duro, ni un crédito, ni absolutamente nada. Sí que es verdad que ahora hay otra gente que lo hace por mí, ya estoy en otra posición, que es como te comentaba, pero creo que hay que respetar el arte, seas quien seas.

