Sara Monge terminó sus estudios de Cerámica Artística en la Escuela de Artes de Zaragoza en 1999 y en el 2000 los de Alfarería en la Escuela Taller de Cerámica de Muel. Desde entonces han pasado más de 20 años de experimentación y enriquecimiento personal, de exposiciones, de ferias de artesanía, de concursos de piezas únicas y de colaboraciones en proyectos de diseño. Convencida de la capacidad para transmitir emociones con los objetos de uso cotidiano, cree que los objetos que nos rodean deben ser tan bellos como esculturas. Un pasión y convencimiento que le aporta el equilibrio y la armonía que intenta transmitir con sus piezas de cerámica.
Estilo
En los últimos tiempos me dedico a la cerámica, pero hace unos años que descubrí las fibras vegetales y combino la cerámica con las fibras vegetales. Llevo unos años aprendiendo técnicas de cestería tradicional y lo combino con mi obra cerámica. Parto de una base de cerámica, la preparo para que tenga un sistema para engancharlo a las fibras. Es como continuar modelando, pero con fibras vegetales. Hago una cerámica contemporánea. Lo que pasa es que me inspiro mucho en la tradición. Utilizo técnicas tradicionales, tanto de cestería como de cerámica, pero doy un enfoque más contemporáneo.
Pasión
Estaba estudiando en la universidad en el último año, no relacionado con las artes y, como por las tardes tenía tiempo, me apunté a un curso de cerámica porque me gustaba mucho hacer cosas con las manos. Y el primer día de clase hablamos del raku, una técnica de cocción oriental que combina los cuatro elementos, sacas la pieza del horno cuando está incandescente, la metes en un bidón con serrín, hojas, ramas y sale mucho fuego, mucho humo, es como muy impresionante. Y ahí fue el flechazo. Terminé ese año en la universidad y el año siguiente ya me apunté a la escuela de artes y en septiembre ya estaba empezando. Aparte de mi profesión, es mi forma de vida.
Soy ceramista 24 horas al día. Porque incluso cuando estoy de vacaciones o cuando estoy dando un paseo por un bosque, pues veo texturas, veo materiales, incluso los voy cogiendo como una ardillita, voy cogiendo todo eso pensando en cómo lo puedo aplicar a mis piezas. O sea que sigue siendo mi pasión e intento transmitir equilibrio, armonía y autenticidad. Me he dado cuenta, en los últimos años, que cada vez elimino más elementos de las piezas. Incluso dejo de utilizar esmaltes y de decorar las piezas. Trabajo las texturas para que sea el protagonista el material. Y las formas también son cada vez más sencillas. En un mundo tan ajetreado creo que necesitamos calma. Y eso es lo que intento transmitir con mis piezas.
Evolución
Cuando terminé en la escuela de artes hace 25 años empecé haciendo un tipo de pieza más utilitaria, más de uso. Y, poco a poco, fui evolucionando hacia el diseño. Me parece muy interesante la capacidad de transmitir emociones que tienen los objetos de nuestro día a día. Y tanto el diseño como la artesanía tienen mucho que aportar en este sentido. Nos pueden condicionar e influir un poquito en que nuestro día a día sea un poco más agradable. Que una pieza cumpla su función, sea agradable de usar, tenga una textura, unos colores y una forma que resulte agradable, eso influye en nuestro estado de ánimo.
Inspiración
No soy muy original porque creo que no hay diseños más bonitos que los que puedes encontrar en la naturaleza y más perfectos, la imperfección de la perfección. Todo lo que encuentro, si voy por un bosque y cojo una ramita, una semilla y las pongo directamente en la pieza. Creo que, en un mundo que está tan industrializado y tan digitalizado, necesitamos volver a conectar con la naturaleza. Y yo creo que eso está muy presente en mis piezas.
Creación
Depende de cada pieza. Cuando voy a hacer una pieza que mezcla cerámica y fibras sí que tiene que ser un proceso más planificado porque tiene que llegar a un punto en que se unan los dos materiales. Tengo que pensar muy bien cuando se van a unir y que los dos materiales también estén en su punto. Que el barro esté en su punto de plasticidad, que las fibras estén elásticas y eso se nota cuando lo llevas bien controlado que salen movimientos más fluidos. Y sí que empiezo con un boceto para que me ayude a pensar cómo resolver los problemas que me pude ir encontrando. Cuando es una pieza de modelado puede ser algo más intuitivo, ahí no necesito planificar tanto y ya me dejo llevar un poco con el material. O sea, eso que te pones con el torno. La creación depende mucho también de si estás contenta, si estás triste… Tu estado de ánimo se refleja mucho en el tipo de piezas que haces.
Inteligencia artificial
No me resulta muy interesante. ¿Qué utilidad podría tener la inteligencia artificial en la cerámica? Yo la uso para la burocracia, para presentar un proyecto, para redactar un texto. Pero a nivel creativo, creo que la inteligencia artificial no puede hacer la parte que tenemos más humana, que es la creatividad y la emoción. La inteligencia artificial no puede llegar a eso, a lo que nos hace más humanos, nos diferencia de las máquinas.
Derechos de autor
Como hago sobre todo piezas únicas, es muy difícil porque no puedo registrar cada pieza que sale de mis manos. En ese sentido lo veo complicado. Siempre puede influir en gente que trabaja de una manera parecida. Todos tenemos un banco de imágenes que transmitimos luego cuando empezamos a moderar una pieza. Sin embargo, cuando es una pieza de diseño con la intención de comercializarla y que tenga un recorrido, ahí sí que son muy importantes los derechos de autor, porque cuando una pieza sale al mercado, te copian la que funciona, por supuesto, no te van a copiar la que no funciona.
