Si la Soledad fuera
mi verdadero amor
bailaría en su honor
hasta que mi muerte viniera.
Si mi felicidad estuviera
unida a su gran dolor
aunque sea amargo su sabor
su copa bebería entera.
Si hacia mí sus ojos volviera
repletos de su candor
le entregaría todo mi amor
como si loco me volviera.
Si luego me pidiera
de mi corazón el ardor
se lo daría con valor
y aún la vida si la quisiera.