Hay algo de mí que demanda estar contigo y algo muy mío, que precisa no verte más.   Hay una parte de mi piel que desea adherirse a tu cuerpo y otra parte, que necesita formar alas.   Ambas partes discuten, se juzgan una a la otra y yo busco que se abracen, que hagan las pases.   Hay instantes en que respirar ya no tiene sentido y otros, en que todo lo ocurrido contigo, lo tiene. Me encuentro en este dilema existencial, difícil, riguroso, frío, solitario, amargo.  

  Durante este infinito desvelo sin albas mis huesos crujen y mi sangre se hiela. Lloro, sumergida hasta el cuello en la fosa de un hondo silencio en esta tétrica heredad del destierro en ésta, nueva pero conocida, mortal enfermedad de lo cierto.   Y en esta agonía de continuar sin ti extraño tanto la agitación y la calma que viví contigo, sin temor al miedo, sin sufrir ahogo, sin riesgo a sucumbir.   Extraño, mi sueño elevado y vaporoso el que dormía, en los contorn

  Mirándome en él, en él me dejé caer como el ala de una mariposa en un pétalo del sol.   Entendí que en el mundo sí podía confiar desde que su cuerpo fue todo mi mundo.   Cómo no, si dormí noches enteras levitando en la paz de su aroma.   Del viejo cansancio desnuda quedé y lejos tiré, mi ácida necesidad de llorar junto a mi cruel despropósito de enmudecer.   Colmada de amor desde mi melodía desde el corazón desde lo esencial sonreí otra vez.   Lo que ja

  Dime hoy dime ahora, dime por favor... ¿En cuál podio, en cuál vacío, colapsaron tu poder y tu brío? ¿En qué alucinación se diluyó, lo dulce de tus manos y labios? ¿A dónde desertó frío, el imán de tu deseo?   ¿En qué sesgo de la nada se triza y cae a pedazos tu rostro enamorado?   ¿Dónde, cuándo y por qué... amordazaste el inocente primor del sentimiento que nos unió?   Por caridad dime el lugar... donde dejaste sin aire y abandonados yacen los millones

  Somos dos esporas locas volando en el viento tibio de un renacido esplendor.   Dos gotas de agua y sudor en el vendaval del mundo. Dos párrafos minúsculos en la biblioteca de la vida. Dos semblantes sin alias en la anchura del tiempo.   Pero... ¡nos amamos! con el corazón, la piel, el alma y eso nos hace gigantes, valiosos, únicos.   Amándonos, nos deshacemos y moldeamos, fundidos, nos hacemos inmunes y eternos.   Nadie lo ve, nadie lo dimensiona, nadie..

  El cielo está oscuramente celeste y las praderas parecen lienzos de tierra. Si todo parece un campo santo a la uñada punzante del ocaso.   Las aves deambulan hambrientas y cada cierto rato algo cantan más no con la galantería que antaño teñía mis venas.   La vida sigue sucediendo como sucede hace tanto, hace siglos todo deja de ser, todo regresa, lo inocuo, lo bueno, lo malo pero lo dramáticamente distinto es que tú, más que nunca jamás ¡me faltas!   Dime e

  Los pájaros canturrean muy alto la lluvia cae fogosamente copiosa el océano se zarandea como irritado.   Creo que cada uno y todos quieren advertirme de algo pero sin intentar descifrarlos yo necesito, yo decreto continuar esperando.   Esperar sin un diligente tic tac esperar sin un dejo de expectativa. Esperar sin conceder ni pedir nada esperar incluso cuando no se espera.   Esperar sin un residuo de lógica y, sin embargo -oh, pobre de mí- -oh, pobre del m

  Guíame a ese lugar que no es un lugar sino un eterno instante de fusión.   Suave y lento, condúceme... a la llovizna emergiendo del cuerpo mientras todas las aves del universo cantan, en la umbría del pecho.   Con tus dedos, con tu boca, con tu aroma, llévame toda... a tu sentimiento, a tu emoción, a tu estallido, a tu elevación.   Guíame a la luz de tu suspensión que allí mi alma, mi piel, a ti se rendirán para luego reposarnos en ese silencio donde sin mirar