(Escrito en un verano o semana santa, hace muchos años, probablemente antes de 2010. Transcrito desde el original, escrito en un papel continuo tamaño A3).
Arrastrada desde no se sabe dónde, María llegaba cada noche a mi habitación y se sentaba junto a mí para susurrar a mi oído secretas palabras que yo, a la mañana siguiente, podía recordar solo entremezcladas con sueños. Después, según se iba abriendo paso la vigilia, se iba desfigurando ante mis ojos su rostro, hasta tal punto que hoy solo r
All rights reserved