La historia comienza con un contraste entre la realidad de una época pasada, en la que la protagonista se enfrenta a tareas tediosas y complicadas para agendar una reunión, y la realidad actual, en la que cuenta con la ayuda de la tecnología, representada por GUGL y la central de procesamiento, que simplifica y agiliza ese proceso. Se puede vivir junto a Laila la frustración y la sensación de incapacidad que experimenta al tener que lidiar con múltiples agendas, cuadernos y notas para coordinar una simple reunión. A medida que avanza la historia, se muestra su alivio al despertar y darse cuenta de que vive en una época en la que la tecnología se encarga de estas tareas, permitiéndole centrarse en lo verdaderamente importante. También plantea reflexiones sobre la dependencia de la tecnología y cómo esta ha cambiado la forma en que vivimos y nos relacionamos con el mundo. La protagonista se da cuenta de la importancia y la comodidad que ofrece la tecnología. La narrativa es interesante y provocativa. Se exploran temas como el progreso, la miseria, la desigualdad social y la búsqueda de soluciones para mejorar la condición humana. La trama genera una atmósfera densa y emotiva, transmitiendo las emociones y los desafíos enfrentados por los personajes. La evolución de la protagonista y su inmersión en los sueños y conocimientos impartidos por GUGL crean un ambiente de intriga y reflexión. La descripción de las consecuencias del progreso y las medidas tomadas para abordar los problemas sociales provocan una fuerte carga emocional en la historia. La novela capta la atención y mantener el interés del lector por su trasfondo social y tecnológico complejo. Las reflexiones sobre el pasado, la evolución de la sociedad y la importancia de los valores éticos y morales agregan profundidad al argumento.