About the work
http://valentina-lujan.es/alicia/lodelpelomojado.pdf
tuviese una explicación que, quise hacerme la ilusión, sí podría escribirla tal vez cuando en un segundo momento, o tercer momento, o momento indeterminado y sin numerar, las musas se mostrasen propicias y tuvieran a bien que se me pasase por la cabeza quién sabe qué pensamiento, perverso, por ejemplo — idea, otra vez tal vez, de mi madre, quizás, aunque como se enterase podría molestarla y sentarle fatal, pero que se aguante — perverso que me empujase a atentar, con motivos probados o sin probar, contra la honorabilidad no ya de Sonia, sino de mi mismísima madre si la ocasión se presentaba y venía a la mano, pues ya se sabe que, como muy bien ella misma dijera una tarde en que hablábamos de mi difunto padre, “el escritor que quiera hacerse un nombre ha de despellejar a su propia familia”, y que con ese crápula ― que dijo exactamente crápula y no libertino o borracho o jugador o mujeriego, ya podía “si fueses un poquito avispado y supieras sacarle partido; pero no sé yo porque (elevando los ojos y las manos al cielo en actitud dramática que ya veremos que tal me sale si es que me animo) a quién habrá salido este hijo mío” ―ya tenía para un besseler.
–Pero yo, mamá — le dije — no quiero escribir un best seller.
–¿Y qué quieres escribir entonces?
–Algo grande.
–Pues lo que te estoy diciendo. Un besseler.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.