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https://valentina-lujan.es/U/unaexpliconvi.pdf
Times New Roman 14 azul
de la que todo lo que alcancé encontrar fue esta página 15 con, en el primer y único renglón, este Times New Roman 14 azul que — como pude ver pulsando con el ratón en esta imagen que se ve a la izquierda — entendí como una especie de recordatorio para desarrollar la explicación que, en efecto y convincente, aparecía resaltada en la página 14 llevándome, a mí (aunque a mi jefa, o, bueno, empleadora en realidad, que me dio la idea y me pareció buena), a imaginar que él, o ella, quien fuera, tuvo intención de dar y, luego, o no supo darla, o no quiso o se le olvido; lo que me llevó, a su vez (bueno, a mi empleadora debería decir, quizás, puesto que la idea de que yo imaginara fue de ella), a pensar que ahí, en esa omisión u olvido —“o mala fe y ganas de fastidiar”, pensé, sólo para mis adentros, que a escribirlo y dejar constancia de un pensamiento tan mezquino no me atreví — podría estar la raíz, el motivo que explicase por qué el amigo le reprochaba haberlo traicionado cuando —, y yo lo había visto, leído con mis propios ojos apenas un par (o quizás tres) páginas más abajo — había sido él, el propio amigo, el que valiéndose del doloroso recuerdo de una esposa muerta, lo presiona, él, él mismo, para que lo traicione. Y este tonto va y se deja convencer.
– Pero, claro, esto son conjeturas que yo (o usted, en realidad, dice mi empleadora, puesto yo le he dado la idea y, como dice ese viejo dicho que recuerdo yo de niña, santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita) hago y que, en evitación de males mayores, no pienso, y espero que en agradecimiento del regalo que le termino de hacer usted tampoco, comentar con nadie.
– Desearía, sin embargo — le he dicho yo a ella — seguir (si usted está de acuerdo) investigando y ordenando los malditos papeles para, así y si a usted le parece, llegar a la conclusión de si usted, o yo, cuando usted o yo organicemos nuestras respectivas ideas, tiene o tengo o tenemos razón o si ni la tiene ni la tengo ni la tenemos…
– O si, piénselo aunque yo no le haya dado la idea, que no puede una, comprenderá, estar en todo y ponga algo de su parte — me sugiere —, no encuentran ni él ni ella ni quien sea la tan deseable explicación convincente.
– ¿Y si ellos, ninguno, la encuentra pero nosotros sí?
– No me meta a mí en esto — responde, con risita que mi oído no capta si bromista o burlona —. Yo le he dado la idea y suya es, y allá se las apañe usted con ella.
Y que ánimo y besos.
Y oigo el chasquido del mechero.
Y cuelga.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.