Cortinas de seda en la nieve

06/09/2017 1706092566675

Cortinas de seda en la nieve for Meg Si te digo que, de perfil, aun así, tienes los labios delgados, no sé, no estoy seguro de que me creas porque sabes que no tengo en mi memoria haberte visto de ese modo. Y este rasgo que te podría pintar como una mujer de corazón frío, te contradice. Tu frente es despejada, tus ojos claros, no sabría decir si grises o castaños, pero, en todo caso, muy claros. Cuando sonríes no hay traza de línea alguna que se dibuje sobre tus mejillas lisas. Las imagino tan suaves como las laderas de los médanos donde la arena se escurre en figuras sedosas cuando cae la tarde. Pero, pienso, que por dentro eres una herida abierta que permanece expuesta todo el tiempo y que te quema aun al tenue contacto si la tocan los delgados dedos del viento. De modo que es una zona que debo transitar con cuidado, por sus bordes casi indefinidos, para no causarte dolor. No más del que ya tienes, que no cede, que no te abandona sino todo lo contrario, o peor aún, que vuelve insistente a derrumbarte, o, a provocar disturbios en tus manos delgadas, haciendo que aleteen rápido como mariposas extraviadas, para quitarte, tan malvado es, el poder de tu poesía. Y, aun así, eres brasa que no se apaga. Debajo de las cenizas claras de tu corazón ardiente hay un monumento de amor que espera ser descubierto. No lo dices con estas palabras, es mi imaginación la que habla, la que teclea esta semblanza que no sé si te cabe. Quiero acceder a la orilla de tus pensamientos en medio de la bruma de tu pena inmensa, y es allí, donde se desvanece, cualquier intento de precisión o de certeza de mi parte. Pero no es que quiero mentirte, es más un intento de saber que sucede más allá de lo que escribes. Es, de algún modo, el deseo de penetrar a través las gigantescas capas de hielo en que se ha escondido tu corazón, y que con sus latidos agitados palpita con ira y rasga fisuras sutiles en la prosa o en los versos más sugerentes, esquivos, extraordinarios. Puedo intuir la voracidad del sufrimiento detrás de las frases que estallan como relámpagos iluminando el cielo de los párrafos, quebrando ramas secas, o, a veces, surgiendo como brotes entre las grietas de las piedras de granito de tu pueblo tan lejano. Quisiera también adivinar cuál es tu paraíso, porque debes tener uno, aunque sea pequeño, en dónde alojas los recuerdos más preciosos, las joyas que enmarcaron los mejores días, los instrumentos que te ayudan a soportar el martirio de un suplicio recurrente que te sorprende de un momento a otro para ejecutar la danza feroz.

  • Narrative, Essay
  • cuentos
  • relatos
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Title Cortinas de seda en la nieve

Identifier 1706092566675

Entry date Jun 9, 2017 9:43 PM UTC

Cortinas de seda en la nieve
for Meg
Si te digo que, de perfil, aun así, tienes los labios delgados, no sé, no estoy seguro de que me creas porque sabes que no tengo en mi memoria haberte visto de ese modo. Y este rasgo que te podría pintar como una mujer de corazón frío, te contradice.
Tu frente es despejada, tus ojos claros, no sabría decir si grises o castaños, pero, en todo caso, muy claros. Cuando sonríes no hay traza de línea alguna que se dibuje sobre tus mejillas lisas. Las imagino tan suaves como las laderas de los médanos donde la arena se escurre en figuras sedosas cuando cae la tarde.
Pero, pienso, que por dentro eres una herida abierta que permanece expuesta todo el tiempo y que te quema aun al tenue contacto si la tocan los delgados dedos del viento. De modo que es una zona que debo transitar con cuidado, por sus bordes casi indefinidos, para no causarte dolor. No más del que ya tienes, que no cede, que no te abandona sino todo lo contrario, o peor aún, que vuelve insistente a derrumbarte, o, a provocar disturbios en tus manos delgadas, haciendo que aleteen rápido como mariposas extraviadas, para quitarte, tan malvado es, el poder de tu poesía.
Y, aun así, eres brasa que no se apaga. Debajo de las cenizas claras de tu corazón ardiente hay un monumento de amor que espera ser descubierto. No lo dices con estas palabras, es mi imaginación la que habla, la que teclea esta semblanza que no sé si te cabe. Quiero acceder a la orilla de tus pensamientos en medio de la bruma de tu pena inmensa, y es allí, donde se desvanece, cualquier intento de precisión o de certeza de mi parte.
Pero no es que quiero mentirte, es más un intento de saber que sucede más allá de lo que escribes. Es, de algún modo, el deseo de penetrar a través las gigantescas capas de hielo en que se ha escondido tu corazón, y que con sus latidos agitados palpita con ira y rasga fisuras sutiles en la prosa o en los versos más sugerentes, esquivos, extraordinarios.
Puedo intuir la voracidad del sufrimiento detrás de las frases que estallan como relámpagos iluminando el cielo de los párrafos, quebrando ramas secas, o, a veces, surgiendo como brotes entre las grietas de las piedras de granito de tu pueblo tan lejano.
Quisiera también adivinar cuál es tu paraíso, porque debes tener uno, aunque sea pequeño, en dónde alojas los recuerdos más preciosos, las joyas que enmarcaron los mejores días, los instrumentos que te ayudan a soportar el martirio de un suplicio recurrente que te sorprende de un momento a otro para ejecutar la danza feroz.

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Raúl Ariel Victoriano

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Jun 9, 2017


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Cortinas de seda en la nieve
for Meg
Si te digo que, de perfil, aun así, tienes los labios delgados, no sé, no estoy seguro de que me creas porque sabes que no tengo en mi memoria haberte visto de ese modo. Y este rasgo que te podría pintar como una mujer de corazón frío, te contradice.
Tu frente es despejada, tus ojos claros, no sabría decir si grises o castaños, pero, en todo caso, muy claros. Cuando sonríes no hay traza de línea alguna que se dibuje sobre tus mejillas lisas. Las imagino tan suaves como las laderas de los médanos donde la arena se escurre en figuras sedosas cuando cae la tarde.
Pero, pienso, que por dentro eres una herida abierta que permanece expuesta todo el tiempo y que te quema aun al tenue contacto si la tocan los delgados dedos del viento. De modo que es una zona que debo transitar con cuidado, por sus bordes casi indefinidos, para no causarte dolor. No más del que ya tienes, que no cede, que no te abandona sino todo lo contrario, o peor aún, que vuelve insistente a derrumbarte, o, a provocar disturbios en tus manos delgadas, haciendo que aleteen rápido como mariposas extraviadas, para quitarte, tan malvado es, el poder de tu poesía.
Y, aun así, eres brasa que no se apaga. Debajo de las cenizas claras de tu corazón ardiente hay un monumento de amor que espera ser descubierto. No lo dices con estas palabras, es mi imaginación la que habla, la que teclea esta semblanza que no sé si te cabe. Quiero acceder a la orilla de tus pensamientos en medio de la bruma de tu pena inmensa, y es allí, donde se desvanece, cualquier intento de precisión o de certeza de mi parte.
Pero no es que quiero mentirte, es más un intento de saber que sucede más allá de lo que escribes. Es, de algún modo, el deseo de penetrar a través las gigantescas capas de hielo en que se ha escondido tu corazón, y que con sus latidos agitados palpita con ira y rasga fisuras sutiles en la prosa o en los versos más sugerentes, esquivos, extraordinarios.
Puedo intuir la voracidad del sufrimiento detrás de las frases que estallan como relámpagos iluminando el cielo de los párrafos, quebrando ramas secas, o, a veces, surgiendo como brotes entre las grietas de las piedras de granito de tu pueblo tan lejano.
Quisiera también adivinar cuál es tu paraíso, porque debes tener uno, aunque sea pequeño, en dónde alojas los recuerdos más preciosos, las joyas que enmarcaron los mejores días, los instrumentos que te ayudan a soportar el martirio de un suplicio recurrente que te sorprende de un momento a otro para ejecutar la danza feroz.
Work type Narrative, Essay
Tags cuentos, relatos

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Entry date Jun 9, 2017 9:43 PM UTC
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Author. Holder Raúl Ariel Victoriano. Date Jun 9, 2017.


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